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Opinión

Laporta, desatado

Joan Laporta: "Quiero que los culers estén contentos"

Joan Laporta, sonriente, durante la entrevista con Bibiana Ballbé / 3CAT

Candidatos, muevan ficha. Laporta empezó, el pasado domingo, en casi prime time (la Dana se lo fastidió), la campaña electoral. Cómo se nota que el nuevo DirCom es un profesional (¿de los pocos que quedan en el club?), nada de canales deportivos, se eligió el sofá rosa del 'Bestial' de Bibiana Ballbè, en el formato más extravagante de TV3. La presentadora le dio juego y lo masajeó (¿incomodidad? Ninguna, todo muy banal), cediéndole el protagonismo más absoluto. Se presentó con corbata blaugrana (atuendo de dirigente, alarde de barcelonismo, ¿demasiado formal en La Paloma?).

Jan se siente cómodo ante las cámaras y en el diálogo (es encantador y divertido), igual que cuando le toca cerrar las campañas electorales con el último debate (aunque allí su registro es más de provocador y mamporrero).

Soltó sus chascarrillos típicos, le gusta el personaje socarrón que representa y se agranda respuesta a respuesta. Se siente el mejor mandatario de la historia (con permiso del fundador). Le gusta lo que hace, dice que le sienta bien (vean cómo se ha puesto). El deber le llamó (Bartu mediante) y empezó por explicar lo que debe hacer un presidente del Barça: ser responsable, decir siempre la verdad y querer al Barça con locura (la última, en su caso es cierta, las otras dos...).

Se sintió vedette, incluso le tocaron las pestañas en el camerino (por primera vez, aunque le hacen las uñas cerca de casa). El formato le sirvió de precalentamiento para otro evento de tintes también estrambóticos al que asistirá próximamente: la Asamblea de compromisarios. Allí también dominará el escenario, aunque de otra forma y con canapés (la audiencia es otra).

Se sabe mover en el caos (¿el que ha creado en el Barça actual?), aunque empieza el día con ejecutiva en el Europa (el bar de la esquina de su despacho). Escucha a los próximos, pero hace lo que le da la gana, pues se considera un hombre de decisiones preconcebidas. Pregunta, para ver si acierta con las respuestas (puro trumpismo).

A Manana, su jefa de gabinete (que ejerce de CEO) es a la que más escucha (así la hija sube como la espuma en responsabilidades). La gente le cae bien y él cae bien a la gente (son los populismos tan actuales). No le gusta la mentida, no dice mentidas (no tiren de hemeroteca, por favor). Aunque reconoce un punto de egoísmo, para defender lo que considera suyo (el Barça).

Tuvo buena relación con Messi (le ayudó a ganar las elecciones con su apoyo), hasta no renovarle, ahora dice que la está recuperando (nos lo tenemos que creer, porqué nunca miente). Ver partidos con Cruyff, con Rijkaard o Guardiola, le hizo entender que no debía mirar tanto la pelota, como hacen los que saben.

Tuvo tiempo para emocionarse con el gran Toni Cruz (de verdad), el hombre que colocó detrás de Barça One (proyecto a la deriva). Se considera listo, ni inteligente, ni sexi, pero resultón (no lo duden, el mejor presidente que podemos tener). Empezar bailando con la presentadora y acabar ganando el "pica-paret" demuestra que es un ganador (si los culés lo siguen comprando, tenemos presidente para rato).