Laporta se defiende señalando culpables

Laporta, en la rueda de prensa de este viernes

Laporta, en la rueda de prensa de este viernes / Valentí Enrich

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Laporta compareció en rueda de prensa para explicar los motivos de la marcha de Messi. Y lo que hizo fue, básicamente, señalar culpables. La culpa es de Bartomeu por su nefasta y calamitosa gestión que ha dejado al Barça en la ruina (con una deuda de más de 1.500 millones de euros y unas pérdidas, la pasada temporada, de 487 millones). La culpa es de Tebas, por no querer flexibilizar el límite salarial y ofrecer una salida (el acuerdo con el fondo de inversión CVC) que hipotecaría al club durante medio siglo. La culpa es de muchos de los jugadores de la plantilla, que se niegan a rebajarse la ficha (sin Messi, la masa salarial aún supone el 95 por ciento de los ingresos). La culpa es de todos. Menos de Messi, claro, a quien elogió tímida pero repetidamente: “Ha puesto todo de su parte. No tenemos nada que reprocharle”. Faltaría más: el crack argentino había aceptado cobrar la mitad y había hecho oídos sordos a las ofertas de otros clubs. Laporta respondió a todas las preguntas sobre la dramática salida del ya ex capitán blaugrana con su soltura dialéctica habitual, pero no reconoció ningún error. A pesar de que la renovación de Messi había sido su bandera electoral: “No me siento culpable. He hecho todo lo posible para que se quedase”. 

La defensa del presidente, al más puro estilo Cruyff, se basó en un buen ataque. Y en la retórica de que el Barça está por encima de todo, incluso del mejor jugador de la historia: “Renovar a Messi comportaba riesgos. Y no queremos poner en más riesgo a la institución”. Laporta, eso sí, asumió la responsabilidad de la medida: “Había que tomar una decisión… y la he tomado”. Y aunque quedan muchos, muchísimos, interrogantes sobre el triste adiós del crack argentino, lo que sí dejó claro el presidente es que la era post-Messi ya ha empezado. Dos años antes de lo previsto y con una terrible sensación de pérdida futbolística y sentimental (también económica) de la que será muy difícil sobreponerse. Y eso que Laporta prometió en campaña recuperar la ilusión de los culés.