Opinión
Lamine Yamal, de fiesta en fiesta

La camiseta nueva camiseta del Barça con 'Lamine Yamal' en la espalda luce en la Barça Botiga del Camp Nou. / Dani Barbeito / SPORT
Que Lamine Yamal provoca pavor en ciertos lugares de este país lo sabemos todos. Tras el periodo mesiánico de Leo, nadie podía pensar que, en tan solo un par o tres de temporadas, volveríamos a hablar de otro chaval de la casa con capacidad de dominar el panorama futbolístico durante los próximos diez o quince años. De acuerdo, es demasiado pronto para cantar victoria, en el fútbol puede pasar de todo; pero ante nosotros tenemos lo que va a ser, probablemente, la gran estrella del fútbol durante la segunda y tercera década de este siglo. Que esto ocurra solo depende de dos factores, de la suerte y de la voluntad que tenga él para querer formar parte de este selecto grupo de jugadores eternos.
En algunos rincones de la capital viven con preocupación esta situación, y con toda la artillería más pesada, van a intentar derrocar al próximo rey sin importarles ni la ética ni la moral ni, aún peor, la inteligencia. La temporada pasada ya vivimos ciertos ataques fallidos; los poco lúcidos hablaban de su entorno, los de juicio limitado de sus orígenes y los de inteligencia desafortunada de su vendaje en la mano.
Este curso lo hemos empezado con otra embestida frontal. La fiesta de cumpleaños de un chaval de dieciocho años, trabajador, famoso y –ahora– millonario, fue el tema de conversación durante varios días en televisiones, radios, periódicos y redes sociales. Como si celebrar una gran fiesta fuera la prueba suprema del descarrilamiento de una joya en bruto.
La retórica en torno a dicho guateque tenía la intención clara de desestabilizar a un tipo que parece que los ataques, lejos de hundirle, le inyectan una gran dosis de competitividad (que los del vendaje entiendan que esto último no es literal).
De lo que no se han dado cuenta estos que viven distantes de la lógica es que Lamine Yamal se monta una fiesta cada tres días durante prácticamente todo el año: no es en ninguna sala privada de una discoteca, ni en ninguna mansión ibicenca o de la Costa Brava, sus particulares y genuinas fiestas ocurren en el pasto de los campos de fútbol de Europa.
Y viendo cómo se divierte sin importarle la pista de baile, sea en el Bernabéu, San Siro o Montjuic, y viendo cómo siempre es el rey de la fiesta, pues es normal que algunos se preocupen y empiecen a divagar en el delirio de lo absurdo.
Efectivamente; Lamine Yamal es un fiestero y su mejor pase de baile, esos movimientos prohibidos, los veremos en las grandes noches de fútbol de esta temporada que está por empezar.
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