Kubo, el Messi japonés, ¡ya!

jdiazjapan takefusa kubo takes part in a training sessi190614224916

jdiazjapan takefusa kubo takes part in a training sessi190614224916 / sport

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Desde siempre, de toda la vida y más en el periodismo deportivo, siempre tan exagerado, se han buscado herederos a los grandes deportistas del mundo. A todos. No hace mucho ¿verdad?, el austriaco Dominique Thiem era anunciado, de nuevo, en la pista central de Roland Garros que, por cierto, deberían cambiar su nombre y ponerle ¡de una vez! Rafa Nadal, como el heredero que se enfrenta al campeón.

No lo digo por Thiem, no, pues estoy convencido de que mañana mismo (bueno, los que saben de esto dicen que a Rafa le quedan, como mínimo, dos o tres copas de los Mosqueteros más por conquistar) se convertirá en ganador de París, lo digo, por ejemplo, porque ayer se escuchó, otra vez, en el Circuit de Catalunya, que no puede estar ni más precioso ni más lujoso, que el francés Fabio Quartararo, de 20 años, uno de los chicos que, crecido bajo la protección de Emilio Alzamora, mánager de Marc Márquez, y ha estado dando tumbos sin demasiado sentido sobre la moto, es, ahora sí, el ‘anti-Márquez’.

Insisto, de la misma manera que veo a Thiem rebozándose en polvo de ladrillo por la pista central ‘Rafa Nadal’ (en esos años, ya se llamará así), veo a Quartararo ganando un gran premio de MotoGP, sí, aunque para ser el heredero del impresionante vecino de Cervera (26 años, 192 carreras, siete títulos mundiales, 73 victorias, récord de ‘poles positions’ con 84 y la friolera de 121 podios) deberá comer muchas espinacas y, por supuesto, ganar muchísimas carreras. Que puede, no digo que no.

El 'Messi' japonés

Pensaba en estas cosas cuando, de pronto, he visto que los medios madridistas, que no de Madrid, que no se habían atrevido a comparar al extraordinario y exquisito Hazard con el prodigioso y admirado Messi, sí se han lanzado al hueso que les acaba de tirar, cómo no, Florentino Pérez y han titulado y anunciado (no creo, no, que se llene el Bernabéu el día de su presentación) que el club blanco acaba de robarle el ‘Messi japonés’, es decir, un tal Takefusa Kubo, al mismísimo Fútbol Club Barcelona. Muy fuerte suena eso, pero es posible, sí.

Ya ocurrió, ya, con Marco Asensio. Ya se dijo, entonces, que el Real Madrid se lo había birlado al Barça, se lo había quitado, robado, que, hábilmente, se había adelantado, que ¡cómo era posible que el Barça perdiese esa pieza que era suya! Y, miren, tal vez (no digo que fuese así, pero…) los técnicos culés vieron algo en el mallorquín que… le ha convertido (reiteran ahora los periódicos de la capital de España) en una estrella transferible.

No solo el Real Madrid, todos los clubs del mundo, también los poderosísimos (o más ellos porque se creen superiores), saben que los jóvenes futbolistas se estropean o son como melones, que nunca se sabe si son dulces hasta que se abren. En este sentido, ahora que leo los nombres de Kubo, Brahim o el mismísimo Vinicius, que hace tres meses levantaba a los socios merengues de sus asientos y era lo único aprovechable del desastroso Real Madrid que veíamos, acabo de darme cuenta de que el ‘ser superior’ también ha fichado (me olvidaba) a la perla de la cantera brasileña Rodrygo. Una gran colección, dicen.

Excelentes futbolistas

Cuando digo ‘dicen’, no lo digo con ningún tonito. Lo digo porque hace, más o menos, un año, el Real Madrid anunciaba la mejor segunda línea del fútbol mundial con Vallejo, Odriozola, Reguilón, Valverde, Llorente (el único futbolista de España que, en los últimos dos años, ha recibido peticiones y ofertas de los otros 18 clubs de Primera División para salir cedido del Real Madrid), Ceballos, Mariano y, repito, Vinicius.

Repito, no digo que no sirvan, son extraordinarios futbolistas todos ellos. Tan buenos que me volvería loco (lo juro) si nos los cediesen al Real Mallorca, bueno, todo ello en caso de que mañana sigamos en play-off y logremos superar a Depor y/o Málaga, que es una gesta digna del gran ‘Mallorqueta’.

Hay un dicho fantástico en catalán para definir todo lo que estoy argumentando, es decir, para cuestionar que no solo el Real Madrid, también el Barça, y el Manchester City y, cómo no, el PSG, creen (o pueden pensar a menudo) que esto de fichar jóvenes prometedores y que se conviertan en Messi, en el heredero de Pelé, en el clon de CR7, es ‘bufar i fer ampolles’. Es fácil, dicen, hacer ampollas de cristal soplando por el tubito al rojo vivo, pero no lo es tanto que un proyecto de futbolista se convierta en ‘D10S’. No.