Koeman se nota: de la apatía a la intensidad

La conclusión más positiva del debut del Barça en la Liga, más allá de la explosión de Ansu Fati, hay que buscarla en el cambio de actitud de muchos de los jugadores que fueron humillados hace solo un mes y medio por el Bayern en la Champions. La intervención de Koeman, en este sentido, ha sido decisiva. Porque los futbolistas (hasta ocho) son los mismos... pero parecen otros. Más intensidad, más presión, más velocidad... Nada que ver con la apatía evidenciada en la recta final de la pasada temporada, que culminó con la pérdida de la Liga y el doloroso KO en Europa.

Koeman está fabricando un nuevo Barça con pocos fichajes (el veterano Pjanic y los jovencísimos Trincao y Pedri, a la espera de Sergiño Dest y de ese ‘9’ que reclama el técnico) y apostando, claramente, por recuperar la mejor versión de algunos jugadores que hace solo seis semanas parecían agotados e, incluso, acabados. El trabajo físico y psicológico del entrenador ha sido determinante para lograr esta sorprendente transformación, que debe ser acogida, de todas formas, con la máxima cautela. Porque el Villarreal de Emery puso demasiadas facilidades para que el Barça se sintiera a gusto en el campo. Y esa, evidentemente, no será la tónica el resto del campeonato.

Pero hay que valorar en su justa medida la nueva imagen que ofrece el equipo alrededor de ese 4-2-3-1 que, a diferencia de lo que se podía presuponer, no significa una renuncia al tradicional poder ofensivo blaugrana, sino todo lo contrario. El Barça juega ahora con cuatro delanteros (Coutinho, Griezmann, Ansu Fati y Messi) y su capacidad para atacar se ha multiplicado. Veremos cómo responde este esquema ante equipos más enérgicos y ordenados que el Villarreal. El debut del Barça en la Liga ha sido esperanzador por el juego, por el resultado y porque un chaval de 17 años como Ansu Fati nos ha hecho creer que ya no todo gira en torno a Messi. Y esa, probablemente, es la mejor noticia de todas.