Koeman debe construir un Barça sin Messi

Ronald Koeman ha llegado con las ideas muy claras

Ronald Koeman ha llegado con las ideas muy claras / FCB

Lluís Mascaró

El nuevo Barça de Koeman echó a andar solo 17 días después de la humillación en la Champions ante el Bayern. En menos de tres semanas, la crisis ha desbordado el club, dejando a los aficionados con una terrible sensación de desasosiego. Con otro cambio de entrenador, con una promesa de limpieza/revolución en el vestuario, con Messi anunciando que se va y con una moción de censura en marcha no hay para menos.

Sin duda, la ‘huída’ del crack argentino, el ídolo del barcelonismo durante los últimos 15 años, es lo que más duele. Y obliga al técnico holandés a trastocar todos sus planes. No es lo mismo planificar un Barça con Messi que hacerlo sin Messi. Y Koeman se enfrenta ahora a un trabajo titánico: construir un equipo sin el mejor futbolista del mundo. De momento, los refuerzos no generan (de entrada) ni demasiada confianza ni demasiada ilusión: los jóvenes Pedri y Trincao y el veterano Pjanic.

A la espera de Lautaro, que solo llegará cuando el Barça haya recaudado suficiente dinero con las salidas y haya rebajado la masa salarial. Jugadores como Rakitic (que ayer pasó revisión médica con el Sevilla), Arturo Vidal (que se deja querer por el Inter mientras ‘raja’ del Barça), Luis Suárez (que se resiste a irse si no le pagan todo el contrato) o Umtiti (que sigue con su recital de ‘profesionalidad’) ya son historia y no tienen cabida en la plantilla de Koeman. 

Y mientras el nuevo Barça arranca sin Messi, Messi prosigue con su estrategia, a la espera de la reunión que su padre, Jorge, y Bartomeu tendrán mañana o el jueves. Una reunión que, de entrada, no ofrecerá ningún resultado porque ambas partes siguen enrocadas en sus posturas: Messi quiere irse gratis y Bartomeu no le quiere vender. Será solo el primer encuentro de una negociación que se antoja muy dura pero que, por el bien de todos, no debería alargarse demasiado. Los culés ya empiezan a estar hartos de este culebrón. Y, sobre todo, tristes. Muy tristes. Al comprobar como su idolatrado Messi se está yendo del Camp Nou por la puerta de atrás...