'Julio César' Laporta: 'Alea iacta est'

Laporta, durante la asamblea general extraordinaria

Laporta, durante la asamblea general extraordinaria / FC Barcelona

Toni Frieros

Toni Frieros

Julio César (Joan Laporta) y sus hombres de la Legio XIII Gemina (su Junta Directiva), atravesaron el río Rubicón (la Asamblea de Socios Compromisarios) con el objetivo de expandir su poder como gobernador de las Galias en el año 49 a.C. Fue cuando, sabedor de la dificultad de la empresa declarando la guerra a la República de Roma (la crisis económica), pronunció la famosa frase: “Alea iacta est”, que ha llegado hasta nosotros como “la suerte está echada”.

Después del respaldo mayoritario de los socios compromisarios a la venta del 49,9% del activo BLM y del 25% de los derechos de televisión en la Asamblea del jueves, Laporta y sus compañeros de viaje, dieciséis meses después de llegar al FC Barcelona, ya son dueños de su destino, ya podrán poner en marcha todos sus proyectos, programas electorales y planes estratégicos sin ataduras, sin rémoras, sin mochilas, sin retrovisores por los que mirar. Incluso el modelo de gobernanza del club está diseñado por el presidente a golpe de cincel y martillo. Y a mayor abundamiento, también el deportivo, donde Xavi podrá diseñar la plantilla a su antojo, dando bajas y fichando bajo su criterio.

Cierto es que la fuerza comunicativa de Laporta y su innata empatía, acompañado de un brillante Eduard Romeu y un apocado Juli Guiu, conquistó la Asamblea más paupérrima que jamás haya visto en mi vida. También lo es que la cultura participativa de la masa social del FC Barcelona siempre ha estado bajo cero, pero lo del jueves, en jornada y horario laboral, superó lo insuperable. No insistamos, es lo que hay. Presencial o telemática.

Y como lo único cierto es que el FC Barcelona está por encima de todo y de todos, bienvenida sea esa inyección de dinero que permitirá a la institución salir del colapso y mirar al futuro con optimismo. Ahora bien, el envoltorio no debe impedirnos ver el contenido. Y ahí tenemos que hacernos preguntas. ¿Por qué esta junta, sin las ‘palancas’, hubiera cerrado el curso económico 21-22 con 161 millones de pérdidas? ¿Cómo es posible que haya ocurrido eso en un año sin COVID? ¿Por qué el área comercial ha estado por debajo de su presupuesto en más de 40 millones de euros? ¿Por qué ha crecido tanto la masa salarial no deportiva? 

Es palmario que a quienes han controlado el presupuesto 21-22 algo se les ha escapado de las manos. Ahora tienen en esas mismas manos el destino inmediato del FC Barcelona. Ya han cruzado el río Rubicón. Que el buen gobierno y la suerte les guíe. Queda mucho por conquistar.