Jugar en España no tiene nada que ver con jugar en Europa

Celebración de Lewandowski contra el Elche

Celebración de Lewandowski contra el Elche / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

En cinco días el Barça ha jugado en Munich y en el Camp Nou. Nada que ver. La diferencia entre el campeón alemán y el colista de la Liga es abismal. El nivel de nuestra competición liguera no es comparable a la Champions. La evidencia es incontestable con el agravante que nuestro campeonato pone a la luz un desequilibrio enorme entre Barça y Madrid y el resto. Los club de parte media y baja de la clasificación son cada año mas modestos y los dos grandes son los únicos de nivel europeo.

Esta es la primera conclusión de la clara, fácil y merecida victoria frente al Elche. Jugar en España es muy distinto a jugar en Europa. La condición física marca diferencias. Ayer había espacios, nula presión y marcajes suaves. Todo lo contrario a lo que vimos en el Arena, donde los jugadores del Bayern hicieron gala de una potencia, agresividad y contundencia que se noto mas en la segunda parte. Los alemanes son atletas y los ilicitanos solo son futbolistas.

Por lo que hemos visto en los seis primeros partido de Liga, Xavi tiene equipo para aspirar al título siempre y cuando la actitud y entrega sea del 100%. Todo hace vislumbrar que será un duelo cara a cara con los blancos. Por el contrario, para competir en Europa con los grandes equipos hay que seguir mejorando. En defensa se ha ganado solidez y seguridad, en ataque la llegada de Lewandowski es una garantía de gol, 8 goles en 6 partidos demuestran que ha encajado perfectamente y puede conseguir el potencial de goles a que nos tenía acostumbrados Messi.

El Barça llega al primer parón de la Liga como líder a la espera de lo que haga mañana en Madrid en su derby con el Atlético. Un balance muy positivo ya que tras la decepción del empate inicial sin goles, han sumado cinco victorias consecutivas con resultados contundentes. El equipo progresa adecuadamente, los planes de Xavi se van cumpliendo. No solo hay once o doce jugadores que se están ganando la titularidad, sino que hay una excelente plantilla que permite al entrenador hacer rotaciones en función de las circunstancias. El esperado cambio ha llegado al Camp Nou, las vacas sagradas han perdido protagonismo.

No hay que preocuparse por Ansu Fati, con 19 años tiene un porvenir enorme y hay que valorar que está superando el peor año de su vida. Hay que agradecer la recuperación del mejor Dembelé, mérito que corresponde al técnico. Hay que aceptar como normal que Pique y Alba calienten banquillo. Hay que celebrar la consolidación de Pedri y los progresos de Gavi. Esperar que De Jong se destape y Kounde alcance su mejor forma. Este Barça cumple y promete por lo que se ha ganado la confianza de los culés.