Jugar con fuego

Las fotos del partido entre el Slavia de Praga y el FC. Barcelona de Liga de Campeones, disputado en el Eden Arena de Praga.

Las fotos del partido entre el Slavia de Praga y el FC. Barcelona de Liga de Campeones, disputado en el Eden Arena de Praga. / Javi Ferrandiz (SPORT)

Rubén Uría

Rubén Uría

Jugar con fuego. Carbonizado en Roma y Anfield, el Barça volvió a las andadas. Jugó con fuego y esta vez, a pesar del empeño pirómano de Valverde, no se quemó. Cedió metros, empuje y balón a un equipo tan humilde como valiente, el Slavia, para sentarse un buen rato en la silla del dentista. Los sospechosos habituales de siempre, Messi y Ter Stegen, le salvaron. Eso y un gol de rebote, que valió su peso en oro. El Barça ganó, que era lo importante, pero dejó dudas. Con la venia y sin ánimo de ser cruel, un lustro después de Berlín, el Barça sigue sin tener autoridad en Europa. Al contrario. Más allá del resultado, su juego empieza a atentar contra su ADN. Falta gobierno, control, ideas y valentía. En el césped, en el banquillo y por supuesto, en la directiva. Así, difícil ganar una Champions. 

Matemáticas y sensaciones. Como en el caso del Barça en Praga, en fútbol, ganar no es lo único, pero sí es lo más importante. Después viene otra cuestión, gustar. Madrid y Atleti conjugaron el primer verbo y se desentendieron del otro. Ambos sacaron adelante un partido-parto. En cuanto a las matemáticas, ambos aliviados. En cuanto a las sensaciones, los dos dejaron dudas. Falta contundencia y también fútbol. La obligación era ganar y se ganó, pero jugando así, no hay licencia para campeonar. El margen de mejora es de varias hectáreas.

Eterno favorito y posible sucesor.  No hay Champions en la que no se coloque al PSG como favorito, ni profetas que indiquen que, cuando Messi lo deje, la corona será para Mbappé. Los de Tuchel arrasaron (0-5) y el búfalo marcó un “hat-trick” primoroso. Y sin embargo, a pesar de sendas exhibiciones, uno se resiste a tener al PSG por algo más que un aspirante y a Mbappé, por un delantero imponente al que aún le queda grande la corona del argentino. Al PSG le sobran petrodólares, pero le queda una bala en la recámara. Y quizá, si no tiene puntería, Mbappé piense más en jugar con Messi que contra él.