Juega el que se lo merece

Gavi, durante el partido contra el Benfica

Gavi, durante el partido contra el Benfica / Sport.es

Alfredo Martínez

Alfredo Martínez

La suerte de haber llegado a este callejón casi sin salida del Barcelona en la actual temporada es que todos, o casi todos parten de cero. Se han acabado muchos derechos adquiridos y todos luchan por los minutos que juegan sin ni siquiera mirar el DNI o la experiencia en el equipo. A la fuerza ahorcan, dice el refrán. Ya no vale dejarse ir otra temporada más. Es más, la afición agradece el aire fresco y prefiere ver crecer a los nuevos valores del plantel con esperanzas de futuro que ver adormecer y acomodarse a los jugadores que tiraron del carro tiempo atrás, pero que ya no marcan esa diferencia que habían hecho tiempo atrás. Ese es el debate. 

Ante una temporada muy complicada, casi de transición, es preferible arriesgar un poco más, sabiendo hasta donde se puede, sin quemar a los jugadores y sin menospreciar a los que han hecho mucho por el Barcelona. Y por supuesto intentar competir. Porque este es el Barça. Como mal menor el Barcelona recogerá los frutos en forma de jóvenes valores mucho más curtidos y con temporadas por recorrer y disfrutar. El precio puede ser caro a corto plazo pero la recompensa a largo puede resultar mucho mayor. 

Nadie te garantiza que con los veteranos te mantengas un año más o estés más cerca del éxito. Ante el Levante y con muchas ausencias de peso se demostró que los canteranos que vienen desde atrás no se amedrentan, no se asustan y que están capacitados para empujar como el que más. Bien arropados los Gavi, Nico, Balde y compañía son garantía de que se va a competir tan bien como con otros que antaño tenían el puesto casi garantizado

Creo que la afición ha dictado sentencia. Prefiere arriesgar con los jóvenes a sabiendas de que hay un peligro y de que es complicado, pero el ambiente y la inercia positiva del Camp Nou el último domingo invitan a pensar en un claro cambio de guardia. El fútbol es un estado de ánimo y estos jóvenes valores impulsan esa dinámica hacia algo positivo. Tienen ganas de romper barreras y no se amedrentan. El dilema es hasta donde y cuanto. 

El mérito radica en saber mantener ese equilibrio, no cargar en exceso a los que ahora ilusionan y no desaprovechar a los que aún tienen mucho fútbol que ofrecer al club. Tampoco está mal un ejercicio de memoria, aunque ahora no esté de moda. Que nadie piense que es maltratar a quienes durante tanto tiempo sudaron la elástica azulgrana con todo su empeño. 

Pero puestos a sufrir una temporada, llamados a pasar un año en el desierto, preferiblemente esa travesía deba recorrerse con quien más se lo merece. Se llame Gavi, Nico, Balde o como se llame.