El anhelo de ser el presidente nº 41 o... 40

El fin de la era Bartomeu

El fin de la era Bartomeu / Perform

Albert Masnou

Albert Masnou

Queda un mes hasta el 24 de enero, fecha de las elecciones a la presidencia del Barcelona, 31 días en los que ocho precandidatos empiezan una carrera que, como en un torneo de golf, solo una parte de ellos pasará el corte. Serán 3 o 4 los que realmente compitan para convertirse en el presidente número 41 de la historia del FC Barcelona, o el 40 en el caso de que Joan Laporta sea el ganador (Él ya fue el presidente número 38). Ser presidente del Barça se ha convertido en un gran anhelo por el hecho de servir al club y quizás también por el deseo de notoriedad o de diversión o de la voluntad de convertir al club en algo diferente a lo que hoy es. 

Con los correspondientes altibajos y apoyados por una generación de jugadores fantástica, los últimos presidentes del Barcelona han hecho un sensacional trabajo porque han permitido al club dar un salto de gigante a nivel de títulos, popularidad y admiración. Todos ellos, sin embargo, han entrado por la puerta grande del Camp Nou y han acabado saliendo por la de atrás, o con mociones de censura o con huidas anticipadas. Y es que el Barça no es un trabajo fácil. Todo lo contrario. 

¿Por qué dirigir al Barça si luego el riesgo es tan elevado? Y si no que se lo pregunten a Laporta, Bartomeu o Rosell, perseguidos hasta su casa. ¿Por qué exponer parte de tu patrimonio personal (unos 8 millones por directivo) en una situación económica tan complicada por el covid? ¿Por qué someterse a un juicio diario y estar sujeto a que la pelotita entre o no? ¿Por qué tener que pasar a vivir pendiente de unos jugadores que siempre quieren cobrar más y que cuando no ganan no se rebajan el sueldo? ¿Por qué querer vivir día sí y día también dentro de una olla a presión como es el Barça. Solo tengo una respuesta a todo ello: Son unos valientes.