De Jong y el regreso al futuro

De Jong, a un paso del Barça

De Jong, a un paso del Barça / J. Ferrandiz

Jordi Costa

Jordi Costa

Horas de contrastes en can Barça. De la presentación de un fichaje extravagante para el mercado de invierno como el de Boateng a la decisión de De Jong de recalar en el Camp Nou en verano, según destapó anoche en El club de la mitjanit el periodista Oriol Domènech. Una noticia de una transcendencia incalculable para cimentar la transición generacional barcelonista.

Cuando el club corría el riesgo de entrar en una espiral desconcertante, porque se intercalaba la llegada de un centrocampista de perfil claramente Barça como Arthur entre dos -Paulinho y Arturo Vidal- que representan la antítesis, Bartomeu se marchó a Amsterdam para evitar otro revés en el mercado. Y el de De Jong hubiera sido mucho más grave que el de Griezmann.

Ya vendrá el momento en que, economía obliga, tengan que dejar el club futbolistas que hoy son titulares e incluso el ruido de sables en el vestuario por aquello de la escala salarial, pero ahora toca celebrar una incorporación troncal si se pretendía prolongar una marca propia de entender el fútbol.

De Jong tiene un margen de mejora evidente, pero ya es un futbolista especial. Tiene personalidad para tomar decisiones de riesgo en zonas del campo donde a otros les quema el balón. La única duda que arroja hoy día es si marcará una época como mediocentro o lo hará como interior, una duda que no es mala si se tiene en cuenta que Xavi no encontró su posición hasta bien entrada su carrera.

Por tanto, De Jong puede ser el relevo de Busquets pero no necesariamente tiene que jubilarle. Es más: en plena era del “venga usted al Barça, que podrá jugar al lado de Messi”, el aprendizaje del holandés será más completo junto a un tipo que tiene un mapa del terreno de juego en la cabeza. Y tampoco será De Jong un tapón para los jóvenes que acrediten la capacidad para jugar en el primer equipo; al contrario: si con el tiempo, Riqui Puig acompaña a De Jong y Arthur en la medular nos ahorraremos el temor de los últimos tiempos a no encontrar centrocampistas que gobiernen los partidos como solían Xavi e Iniesta.

Y, de paso, el Barça se despoja del peligro de caer en la costumbre de incorporar futbolistas de otros pelajes que llegaban con el aval de su experiencia, su carácter y su competitividad, como si el estilo de juego que ha hecho grande al club no hubiera demostrado con creces ser competitivo. Con fichajes como el de De Jong, o como el de Dembélé si confirma lo que viene apuntando, el Barça ha iniciado su regreso al futuro.