Johan Cruyff, el Astérix del fútbol

Johan Cruyff posa con el trofeo de la Copa de Europa conseguida con el FC Barcelona en la temporada 91/92

Johan Cruyff posa con el trofeo de la Copa de Europa conseguida con el FC Barcelona en la temporada 91/92 / Ferran Zueras - SPORT

Lluís Mascaró

Dos parejas de héroes muy diferentes me acompañaron durante mi infancia: Astérix y Obélix, de Uderzo & Goscinny, y Mortadelo y Filemón, de Francisco Ibáñez. La magia de sus alocadas aventuras fueron mi refugio. Como la de muchos, muchísimos, niños de mi generación. Las batallas de los dos amigos galos contra los romanos y los casos de los locos detectives de la TIA me adentraron en el amor por la lectura.

Luego ya vinieron Julio Verne, Los Cinco o esas maravillosas Joyas Literarias Juveniles de Bruguera (con títulos como La Isla del Tesoro, Lawrence de Arabia, El Último Mohicano...). La literatura me ha acompañado toda la vida. Soy un adicto a los libros. A los de papel. Y ahora, en este confinamiento obligado por el coronavirus, devoro más literatura que nunca... 

Viene a cuento esta nostálgica reflexión porque ayer falleció Alberto Uderzo (René Goscinny ya lo hizo en 1977), el dibujante de Astérix y Obélix. En sus cómics, los dos amigos galos, tan valientes como fuertes gracias a la poción mágica de Panorámix, no le temen a las legiones romanas. De hecho, no le temen a nada. Bueno, sí, solo tienen miedo a una cosa: a que el cielo caiga sobre sus cabezas. Un poco como le pasaba también a Johan Cruyff, que hace cuatro años que nos dijo adiós.

Cruyff, irreductible como los galos de Uderzo, se enfrentaba a todo y a todos con la firmeza de sus convicciones. Una enfermedad nos arrebató al genio del fútbol. Al inventor del Barça moderno. Una enfermedad tan cruel como este coronavirus que nos tiene aterrorizados y encerrados en nuestras casas. Seguro que Cruyff nos habría dado luz en estos tiempos de tinieblas.