Opinión

Joan Laporta y su incansable defensa del Barça

Masip, junto a Laporta tras el triunfo ante el Athletic

Masip, junto a Laporta tras el triunfo ante el Athletic / INSTAGRAM

El partido de hoy del FC Barcelona será histórico por varias razones, pero entre ellas destaca la presencia de Dani Olmo y Pau Víctor, quienes finalmente podrán participar gracias a la cautelar obtenida por el club. Su situación legal ha sido uno de los episodios más tensos que ha vivido la entidad en los últimos meses. Aunque será decisión de Hansi Flick si los incluye en el once titular o no, lo que ya queda claro es que el club ha movido cielo y tierra para asegurarse de que ambos sigan siendo considerados futbolistas de la primera plantilla. Sin embargo, no ha sido un camino fácil ni mucho menos.

El desgaste institucional y de imagen que ha generado este conflicto ha sido enorme. LaLiga llegó al extremo de borrar a los jugadores de su página web, eliminándolos de forma literal y simbólica. Fue un golpe duro para el club, que vio cómo dos de sus futbolistas desaparecían de los registros oficiales, ficha incluida.

Joan Laporta podrá tener muchos defectos, y es válido cuestionar si había maneras más efectivas o menos costosas de manejar esta situación. Sin embargo, lo que no se puede poner en duda es su compromiso con la defensa de los intereses del FC Barcelona. Por encima de las críticas y las dificultades, Laporta ha demostrado una y otra vez que su prioridad absoluta es el club. Esa defensa a ultranza no siempre es entendida por todos, y puede ser motivo de debate, pero en última instancia, es también lo que ha permitido que casos como el de Olmo y Pau Víctor terminen con una resolución favorable.

En el campo, el partido de hoy será una prueba más de cómo Flick maneja a un equipo que ha tenido que lidiar con más problemas fuera del campo que dentro.

Fede Valverde pidió “venganza” del clásico liguero en la rueda de prensa, escuece aún el 0-4 en el Bernabéu. Hay que suponer que Laporta también consideraría una bonita venganza acabar ganando la Supercopa con un gol de Dani Olmo.