Aquí el intransferible es el 'niño' Gavi

Gavi marcó el segundo gol blaugrana

Gavi marcó el segundo gol blaugrana / Javi Ferrándiz

Rubén Uría

Rubén Uría

Hay dos tipos de jugadores en la historia del Barcelona. Los que se asustan y los que no. Unos se ponen la camiseta y les queda grande. Y a otros, les tiras la camiseta y les queda pequeña. Pablo Martín Páez Gavira, Gavi, es un veterano de 17 años, una bendita anomalía de la industria del fútbol, un chico que no puede votar, ni tiene carné de conducir, porque es menor de edad, pero cuya estatura futbolística es gigantesca.

Los telepredicadores de todo a cien insinuaron en su día que era un capricho de Luis Enrique, los basureros mediáticos de las terminales afines al madridismo dijeron que era un invento de la prensa y los hay que todavía niegan lo que ven sus ojos. Este chaval de Los Palacios es una realidad.

Un acorazado de bolsillo con un tren inferior salvaje, con una capacidad de sacrificio enorme, con un regate eléctrico y con una ambición tan desbordante que se ha puesto el Barcelona por montera. Kubala decía que el fútbol es querer, saber y poder. Gavi quiere, sabe y siempre puede. Siempre. El chaval tiene todo lo que le falta a este Barcelona de entreguerras. Todo.

Liderazgo, compromiso, personalidad, clase, físico y ambición. Muchos se esconden. Él no. Muchos dejan de correr, Gavi no. Muchos retiran la pierna, Gavi no. Y muchos, más de los que al socio le gustaría reconocer, se creen intransferibles, cuando la realidad es que el campo no miente y si un marciano sobrevolara el Camp Nou y viera jugar a este Barça, lo tendría claro.

Amén de Pedri, el único intransferible de ese equipo es Gavi. A este niño de 17 años esa camiseta le queda pequeña. Y en ocasiones, muy pequeña. Que le renueven cuanto antes, porque la cláusula que tiene, de 50 millones de euros, empieza a ser una broma. En un Barcelona empeñado en solucionar problemas al tiempo que los crea, los que están tirando del carro son los niños.

Xavi Hernández lo sabe mejor que nadie. Mientras la vieja guardia apura su ocaso y los fichajes no están a la altura de la exigencia del club, los que están dando la cara son los integrantes de la guardería de La Masia. Nico tiene una pinta estupenda, Abde regatea con finura, Balde podría ser un buen jugador y Ansu Fati, si le respetan las lesiones, va a ser una cosa muy seria.

Todos prometen. Ahora bien, Gavi es inclasificable. Tiene rebeldía, jerarquía y una dimensión mayor. Es un caso único. Un líder atómico de 17 años, que pesa en los partidos, que es el socio de todos y que se ha metido al público del Camp Nou en el bolsillo. Que el socio necesita alguien con quien ilusionarse es una realidad. Que Gavi conquista cada aplauso y los arranca de la grada, a pleno pulmón, es otra realidad. A este Barcelona le falta rebeldía. A Gavi eso le sobra. 

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