El instinto asesino se fue con Suárez

Luis Suárez se despidió del FC Barcelona

Luis Suárez se despidió del FC Barcelona / AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

La mala clasificación del Barça en la Liga presenta una curiosa realidad. No juega mal pero no gana. Crea muchas ocasiones de gol pero marca muy pocas. Las estadísticas de los últimos cuatro partidos son catastróficas. Dos puntos de doce, tres goles en 360 minutos. Números de equipo malo, para qué vamos a engañarnos. Y, sin embargo, probablemente no ha merecido perder ningún encuentro y ha podido ganar, por lo menos, tres.

Lo del sábado contra el Alavés fue increíble. Mas de veinte remates a puerta, catorce córners, para un solo gol. Todo esto nos lleva a una conclusión: falta remate. Y la siguiente conclusión está cantada: falta Suárez. O un delantero del perfil de Suárez. Hay una tercera conclusión estadística incuestionable: también faltan los goles que habitualmente marcaba Messi. Pero ésta, en mi opinión, es consecuencia de las anteriores.

UN PROBLEMA Con Suárez se fue algo más que el rematador del equipo, se fue el instinto asesino y una manera de jugar, con el ‘9’ incisivo, intenso, que limpiaba el frente del ataque para que Messi entrara al remate. Ante el Alavés se produjeron un par o tres de acciones que dan que pensar. Una internada de Dembélé que en posición de remate clarísima prefirió centrar en vez de chutar. Y otra, el rechace de una falta que cayó a los pies de Busquets a un metro de la línea de gol, que Busi, incomprensiblemente, desperdició por buscar una asistencia imposible.

Hubo más, pero son la confirmación de que se ha perdido el instinto goleador que el killer no solamente tiene, sino que también contagia. ¿Alguien duda de que con Suárez estas jugadas habrían acabado, por lo menos, en remate? Y luego están los córners: 14 en Mendizorroza, 53 ya esta temporada. Ni un gol. Todos desperdiciados por sacar en corto y renunciar al remate del que llega con fuerza, furia, mala leche... sencillamente porque no lo hay. Se fue Suárez y no digo que no tuviera que irse, pero sí que tendría que haber venido otro jugador de sus características, un tío con carácter, que se peleara con los defensas, que les arrastrara para facilitar la ejecución de Messi... En fin, un problema. Y no es un problema menor.