La inexplicable persecución que sufre Sandro Rosell

Sandro Rosell.

Sandro Rosell.

Toni Frieros

Toni Frieros

El ‘Caso Negreira’ se ha convertido en un auténtico circo. Es una vergüenza que en un país con derechos constitucionales consolidados y un sistema judicial (¿o quizá sea este el problema?) garantista se escampen documentos, declaraciones, pruebas, periciales, datos privados, etcétera, que afectan a terceros y que deberían estar a buen recaudo para no provocar un daño irreparable al ciudadano. Que fiscales y jueces no detengan esta feria de mercaderías y la alimenten es sonrojante. Mucho más si cabe en casos que están en plena investigación en fiscalia y en fase de instrucción judicial.

Y miren por donde, ha sido ‘gracias’ a esas filtraciones que hemos podido reparar en un hecho francamente preocupante: la imputación de Sandro Rosell en el ‘Caso Negreira’. Durante el año largo de investigación secreta, donde declararon ante la Fiscalía de Barcelona, entre otros, Enríquez Negreira, su hijo, Bartomeu, Oscar Grau y Albert Soler, jamás apareció el nombre del ex presidente del FC Barcelona, porque las pesquisas se acotaron al periodo denunciado por la Agencia Tributaria (2014 a 2018). 

La primera propuesta de denuncia que salió de la Fiscalía Superior de Catalunya, para que la validara la Fiscalía General del Estado en Madrid -como es preceptivo en casos de gran relevancia social-, no se citaba para nada a Sandro Rosell. Fue en Madrid donde se introdujeron nuevas figuras como el delito continuado, por ejemplo. Estará ajustado a derecho, pero a Rosell se le ha imputado por 15 días, ya que el periodo de imputación comienza el 8 de enero de 2014 y él dimitió como presidente del FC Barcelona el 23 de enero de ese mismo año. Y no satisfechos con esos 15 días, Fiscalía volvió a modificar la primera denuncia tirando aún más en el tiempo, de modo que el nuevo delito de imputación lo han fijado desde el 23 de diciembre de 2010, de ahí que se vaya a revisar toda la presidencia de Rosell.

La prueba de que la imputación de Rosell se hizo con calzador, a última última y en la última curva, es que aparece en el último párrafo de la demanda de Fiscalía y de forma sorprendente se pide que sean citados el director general y director financiero de su presidencia, sin dar nombres ni apellidos, cuando una demanda o denuncia ha de estar documentada, con nombres, apellidos y domicilio. Es decir, una chapuza. 

A mí lo de Rosell me escama. No es justa la persecución que viene sufriendo desde Madrid. Él y su socio, Joan Besolí, permanecieron casi dos años en la cárcel por un delito que no cometieron. Y en una medida carente de humanidad, una jueza, Carmen Lamela, les denegó la libertad condicional hasta en trece ocasiones. Uno de los casos más sangrantes de abuso de la prisión preventiva en la historia de la justicia española. Ni se le ha pedido perdón ni se ha reparado el dolo continuado (este sí que fue continuado…).

Rosell ha tenido que afrontar más de 70 inspecciones fiscales desde que fuera presidente del FC Barcelona y su nombre ha aparecido en la llamada ‘Operación Catalunya’, donde el comisario jubilado José Manuel Villarejo reconoció que las ‘cloacas del Estado’, bajo el gobierno del PP, fueron a por él por su cargo directivo en la entidad azulgrana. ¿Lo que le ha pasado ahora a Rosell tiene algo que ver con que un juez de Madrid haya admitido a trámite la querella del propio Rosell contra Villarejo, que es lo mismo que decir contra el Estado español?

Sandro Rosell merece que le dejen en paz. Suficiente daño le han hecho ya.