El indisimulado menosprecio del Real Madrid a Keylor Navas

Keylor Navas, portero del Real Madrid

Keylor Navas, portero del Real Madrid / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

La primera condición de cualquier secretaría técnica es que esté activa: que mire, que contraste, que negocie, que sea ágil, que se anticipe... y que trabaje. La segunda, tan importante como la primera, es que acierte. Pero la premisa inicial es que mantenga vivo al club, por eso hay que elogiar el trabajo frenético de este verano en las oficinas blaugranas, que indicaban una voluntad decidida de dejarle una plantilla competitiva a Valverde.

El tiempo ya juzgará los aciertos, de momento hay que valorar el trabajo. En contraste con el ritmo blaugrana está la parálisis del Real Madrid, que solo se ha movido de momento para fichar un portero... justamente la única posición que tenía perfectamente cubierta. Quizás algún día alguien será capaz de explicarnos qué terrible defecto le ha encontrado siempre Florentino a Keylor Navas, un guardameta espléndido en cualquier partido, pero de matrícula de honor en las grandes citas, una virtud que sin duda le ha convertido en uno de los artífices de las tres Champions conquistada desde el 2016.

Es sabida la tendencia del presidente blanco a enamorarse de los cromos, y su idilio con Courtois es un secreto a voces desde que el francés brilló en el Atlético, pero que el primer refuerzo del verano no cubra ninguna de las necesidades urgentes que tiene la plantilla blanca y que encima sea un jugador que viene a relegar al banquillo a uno de los héroes del madridismo, es como mínimo chocante.

Resulta que tras la fuga de Cristiano, Florentino prioriza molestar al portero que le ha dado un rendimiento óptimo a sustituir su jugador franquicia. Algo así como si el Barça, tras la fuga de Neymar, hubiera dedicado todas sus energías a buscar un recambio para Ter Stegen.

¿Surrealista, no? Alguien dirá que el fichaje de Courtois sirve para aumentar la competencia, pero abrir este frente en un equipo donde el entrenador ha dimitido, la BBC se ha descompuesto e incluso Modric echa un pulso para marcharse, perdonen, pero es de traca. Digan lo que quieran, el indisimulado menosprecio del Madrid a Keylor es tan notorio como injusto.