El incomprensible error de comunicación de la Superliga

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suPERLIGA / EFE

Toni Frieros

Toni Frieros

El estrepitoso fracaso de la Superliga ha tenido muchas aristas y, a ojos de la comunidad internacional, un solo padre/culpable: Florentino Pérez. Sin embargo, de los muchos errores cometidos, ninguno ha sido tan grave y acentuado como el de la penosa comunicación que ha envuelto y ha acompañado a este caso de repercusión mundial.

Resulta del todo incomprensible que un producto/proyecto (en teoría) tan trabajado, madurado y compartido, y de semejantes hechuras económicas (miles de millones de euros sobre el tapete), se comunicara a altas horas de la noche de un día festivo (domingo). Y eso, con ser grave, no fue lo peor.

Después de analizar lo sucedido y de hablar con algunos actores de este vodevil, llegamos a la conclusión de que el anuncio de la Superliga se lanzó de forma precipitada con una primigenia intención: chafarle la guitarra a la UEFA que, al día siguiente, lunes, presentaba su nuevo modelo de competición de la Champions League.

No logro entender cómo entidades deportivas tan prestigiosas y con departamentos de comunicación tan profesionales y voluminosos, donde se controla hasta la última coma que sale al exterior, han permitido que la imagen corporativa del proyecto y el mensaje comunicativo del mismo lo diera Florentino Pérez, también a altas horas de la noche y en un programa de televisión muy peculiar. 

Igualmente resultó surrealista, para acabar de hacer el ridículo, que ninguno de los clubs involucrados hubiera explicado con anterioridad y hasta el más mínimo detalle las bonanzas del proyecto a sus propios entrenadores y futbolistas, asistiendo al esperpéntico espectáculo de que muchos de ellos se manifestaron públicamente en contra.

Un proyecto de esta magnitud y dimensión requería una puesta en escena universal y absolutamente controlada. Una presentación en un lugar emblemático con la presencia física y al unísono de todos los dueños/presidentes de los clubs. Esa imagen hubiera valido su peso en oro. Y previamente, haber sabido tejer las complicidades necesarias con todos los sectores del fútbol mundial. Insisto: comunicar bien. Por el contrario, han acabado dando imagen de prepotencia y casposidad insólita.

Desde el punto de vista del FC Barcelona, la entidad azulgrana ha reaccionado tarde, muy tarde, porque ha dejado el control de su propia comunicación en manos de terceros, escondido bajo el ala. Ayer jueves, por fin, emitió un amplio comunicado dejando claro su punto de vista.

Nada volverá a ser lo mismo en la gobernanza del fútbol europeo, porque la Superliga, efectivamente, no ha muerto. Ha nacido torcida, sí, y se ha explicado mal, también, pero tarde o temprano los clubs más importantes de Europa lograrán su objetivo: ganar más dinero y tener más cuota de poder y de decisión. 

Mientras ese día llega, que llegará, convendría que tanto Real Madrid como FC Barcelona, sus respectivos presidentes y juntas directivas, no olvidaran una cosa muy importante: el club es de sus socios. Nada se hará sin su consentimiento y aprobación. Vayan comunicando.