Incomprensible y dolorosa derrota del Barça

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Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

No puede ser verdad. Creo que debe ser el sentimiento que deben tener los seguidores blaugranas a pocos minutos de la finalización del partido. El Barça mereció mucho más. El control sobre el partido fue total y absoluto. Del ir a remolque que vimos en el primer duelo, a pasar a dominar a los blancos sin paliativos. Fueron dos partes diferenciadas las que vimos ayer. Unos primeros 20’ de un basket más controlado y rácano que, sin duda, favoreció los objetivos de los hombres de Pesic. En cambio, tras el descanso, aparecieron los puntos y una cierta locura colectiva. Pero en ambos escenarios, el Barça se mostró sólido, serio e implacable. A la mínima reacción del Madrid, la respuesta blaugrana era contundente, con un Heurtel majestuoso. Nada, absolutamente nada, hacía presagiar que el partido se le escaparía de las manos al Barça. Podríamos buscar ahora algunos detalles negativos, pero lo cierto es que tan sólo se explica la debacle por la ambición del Madrid, su acierto en situaciones puntuales, y por errores inexplicables y algo de especulación final por parte del Barça.

CAPACIDAD DE REACCIÓN

Ahora mismo cualquier atisbo de optimismo parece ridículo. Un 2-0 es sinónimo de título. Así lo dicen los precedentes. Pero el Barça ha de pensar que, pese a todo, ha de mostrar una imagen profesional, comprometida y rigurosa hasta el final. No será fácil que los de Pesic puedan hacer un “reset” en tan poco tiempo, ya que el batacazo ha sido de los que no se olvida fácilmente. Pero, por otra parte, no hay más remedio que seguir dando la cara. De momento, queda un primer partido en el Palau. Cierto que se hace muy cuesta arriba, pero el seguidor culé, a buen seguro, estará al lado de los suyos pese a la última derrota. Dejarse ir, bajar los brazos, tendría connotaciones muy negativas y dejaría un sabor muy amargo. Además, ya hemos visto, y padecido, que cualquier situación, por imposible que parezca, puede revertirse. Apelemos pues al Palau, a la épica, y a grandes dosis de suerte.