¿Quién es el ideólogo del Barça?

Laporta y Koeman, con Yuste en el medio, charlando distendidamente

Laporta y Koeman, con Yuste en el medio, charlando distendidamente / VALENTI ENRICH

Ernest Folch

Ernest Folch

Laporta ya ha repetido dos veces, en días sucesivos, la misma frase: “Perder tiene consecuencias”. Es una sentencia con la que se puede estar o no de acuerdo, pero que en cualquier caso denota ausencia de ideología, que es justamente lo que el laportismo le reprochó a la anterior junta.

Porque la máxima de “ganar o ganar” está justamente a las antípodas del ideario cruyffista, que defiende el estilo de juego por delante del resultadismo. En la rueda de prensa del presidente de hace seis días, la mejor pregunta fue la de Edwin Winkels sobre el futuro de Koeman, pero la más importante la hizo Joan Domènech de El Periódico: ¿Quién es ahora el ideólogo del Barça (sabiendo que Cruyff, el que lo fue en su primer mandato, ya no está)?

La respuesta de Laporta, algo confusa, vino a decir que el ideólogo seguía siendo Johan Cruyff, pero ahora ya desde el más allá: el presidente se autoproclamó otra vez defensor del cruyffismo y dio la pregunta por zanjada. Pero, como sucede tantas veces, la pregunta de Domènech sigue en el aire, porque en cualquier proyecto, pero sobre todo en el Barça, la ideología, o la ausencia de ella, es la que termina por salvar o hundir los proyectos.

Por eso es cada día más imperioso saber quién será el guía espiritual de la nave, aparte del presidente y del espíritu santo de Cruyff: cuando Laporta dijo que tenía que unificar criterios con Koeman se refería a la necesidad de imponer un juego de ataque y el sistema clásico 4-3-3. Y parece coherente que se quiera preservar el modelo, ¿pero es el presidente el único que ejerce de guardián de las esencias? Porque lo que ponen encima de la mesa estas evidencias es que el cargo más ideológico del club, el director deportivo o secretario técnico, está todavía vacante.

Oficialmente, Mateo Alemany es el director de fútbol y Ramon Planes es el responsable de la secretaría técnica, pero ninguno de los dos tiene o debería tener ninguna función ideológica. Surgen pues algunas preguntas: ¿está prevista la incorporación de esta persona clave en la organización? si es así, ¿por qué no tenemos noticias de Jordi Cruyff, quizás la persona mejor preparada para este cargo? ¿la vacante en la estructura deportiva es un problema de nombres o de funciones?

Lo que sin duda llama la atención es que ya en pleno mes de junio, cuando se decide el mercado, las decisiones trascendentes, incluida la de la continuidad del entrenador, se tomen sin que el área deportiva esté perfectamente definida. La victoria electoral de Laporta supuso la reconquista formal del cruyffismo, pero no basta con la simbología: después de una larga campaña electoral y a punto de los tres meses de mandato, ha llegado el momento de pasar a los hechos.

Ahora que es inminente que se defina el futuro de Messi y ya resuelto felizmente el de Koeman, es menos mediático pero igual de importante que se defina quién, cómo y cuándo será el ideólogo del Barcelona.