MI VERDAD

Va por ti Ibra: criticar por la espalda es de cobardes

Josep Maria Casanovas

RENCOR Y COBARDÍA. No hagamos una montaña de lo que es una simple bola de nieve que se fundirá sola. No hay que entrar al trapo de polémicas que van contra el Barça. No hay que dar importancia a unas palabras escritas desde el despecho y el rencor. Slatan Ibrahimovic no tuvo huevos ¿utilizando sus mismas palabras¿ para venir a jugar al Camp Nou con el Milan fingiendo una lesión inexistente. Por el contrario, tiene la cobardía de firmar en un libro una dura acusación a Guardiola que no se atrevió a decírsela a la cara. Pero el tema es más grave ya que no se para en el técnico, va más lejos y desprecia también a sus excompañeros. Este sueco es una mala persona. No contento de poner a parir a Pep, se despacha a gusto menospreciando a sus excompañeros cuando dice que son unos colegiales sin ningún tipo de personalidad. La envidia le corroe por dentro. Eso de que Messi sume tres Champions y él ninguna le envenena la lengua.

PATINAZO DE UN VICEPRESIDENTE. El problema de Ibra es que se cree más de lo que es. Pero no hay que darle bola. Ya verán como hoy, en la rueda de prensa antes del partido de Bilbao, Guardiola despacha el tema con su estilo tradicional, sin entrar al trapo, dando la callada por respuesta. Criticar por la espalda es de cobardes y Pep no lo hará nunca. Tampoco hay que hacerle la campaña de publicidad para que venda más libros. Por dicho motivo no estuvo nada afortunado el vicepresidente Carles Vilarrubí desvelando una frase que, si se calló en su día, cuando fue pronunciada en tono amenazante, ahora no tenía que sacar a la luz. Decir ahora que él escuchó cómo Ibra le dijo a Sandro Rosell “si sigo aquí pego a Guardiola ante la prensa” es sacar a la luz trapos sucios. No hace falta ser directivo para saber que Ibrahimovic no tiene nada de intelectual y que su representante, Mino Raiola, es un pizzero de segunda categoría. Contar secretos de alcoba con retraso no es el papel de un vicepresidente.

IBRA ES AGUA PASADA.  No hay que perder más tiempo recordando el paso fugaz de un jugador que no entendió su papel en el Camp Nou. Quiso ser el rey pero este papel ya estaba adjudicado. En la década de los sesenta se hizo famoso el Santos de Pelé; en los setenta el Ajax de Cruyff; en los ochenta el Milan de Van Basten. Pues bien, ahora, le guste o no al sueco, el equipo que ha impuesto su estilo es el Barça de Messi. Tener celos del argentino fue su gran error. Y el mérito de Guardiola es que tuvo la visión y acierto de colocarlo como falso delantero centro, donde se ha consolidado como el mejor jugador del mundo. En el fútbol la talla no se mide por la altura. Messi es más pequeño que Ibra pero mucho más grande en valores deportivos.