Hoy más que nunca soy fan del Liverpool

Salah es uno de los 24 futbolistas convocados por Jürgen Klopp para la final de la Champions League

Salah es uno de los 24 futbolistas convocados por Jürgen Klopp para la final de la Champions League / AFP

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Vaya por delante que prefiero ser sincero antes que cínico. Decir lo que pienso mas allá de las interpretaciones malévolas que puedan hacer terceros de mis palabras. El fútbol es rivalidad por encima de todo. Querer que gane el Liverpool no es ir contra el Madrid, tan solo es desear que los ingleses sean superiores y rompan la supremacía blanca en la Champions.

Hoy se juega una final donde el Barça parecía tener un puesto reservado. Era el favorito de las encuestas y el mejor valorado por los técnicos. Tenía todos los números para que Messi y compañía volvieran a imponer su ley en Europa. Se hicieron la ilusión de llegar a Kiev pero se quedaron en Roma. Una mala noche arruinó sus ambiciones. La esperanza del triplete se fue a pique. Y lo que es peor, dejaron el camino abierto para que el Madrid aspire a ganar su tercer título consecutivo. Un mal sueño para los culés, una auténtica pesadilla.

Cuando esta noche nos sentemos frente al televisor sentiremos mucha nostalgia, una mezcla de tristeza, añoranza y pena. Podíamos estar allí y estamos aquí. Nos robaron una ilusión, sufrimos una gran decepción. Si el Barça llega a eliminar a la Roma, hubiese tenido muchos números de superar al Liverpool en semifinales. No parecía un camino imposible. Pero se durmieron en los laureles y lo pagaron caro. Yo castigaría a los jugadores blaugranas a ver aquel video de vez en cuando para que se dieran cuenta que cuando falla la actitud y la concentración, un equipo grande puede perder con cualquiera.

El Madrid probablemente no ha hecho más méritos que el Barça para estar donde está. Pero como bien reconoce Messi, los blancos saben ganar sin jugar bien. Y además, en los momentos clave, tienen ayudas arbitrales que no son producto de la suerte. Esta es la lección que tiene que aprobar Valverde la próxima temporada. Jugar la Champions con la fortaleza mental de que no pueden volver a fallar. Los de Zidane han tirado la Liga y la Copa, pero en contrapartida, cuando juegan competición europea, se transforman y no permiten que nadie les pase por delante. Están en la final más por mentalidad que por juego. Y el Barça está de vacaciones porque se creyó que con el 3-1 del Camp Nou ya tenía suficiente.

Hoy más que nunca, me siento fan del Liverpool, el club que cubre la ausencia del Barça en la finalísima. Mi corazón late por el equipo inglés. Me caen bien los ‘reds’, admiro el buen trabajo de Klopp y considero que representan un estilo de juego moderno capaz de terminar con la hegemonía madridista. Es la pasión contra la experiencia. Tienen un entrenador valiente que ama jugar al ataque. Si juegan como lo hicieron frente al City de Guardiola los blancos las pueden pasar canutas. El Liverpool tiene mucho que ganar y nada que perder. Estar en Kiev ya es un éxito a la vista de cómo cayeron United, Chelsea y City. En cambio el Madrid se juega toda la temporada a una sola carta, gloria o fracaso. Me consta que mis simpatías por el Liverpool serán compartidas esta noche por la mayoría de barcelonistas. Más que desear la derrota del Madrid, esperamos que el Liverpool haga un gran partido y consiga una victoria histórica.