Hoy también juega el Barça

Buen ambiente en el entrenamiento del Liverpool antes de la final de la Champions ante el Madrid en París

Buen ambiente en el entrenamiento del Liverpool antes de la final de la Champions ante el Madrid en París / EFE

Joan Vehils

Joan Vehils

No conozco a ningún culé que hoy desee que gane el Madrid. Ni uno. Hoy todos los barcelonistas son del Liverpool. Tampoco conozco a ningún merengue que en condiciones normales quiere que gane el Barça cuando juega la Champions. Bueno, la Champions, la Liga o los amistosos. Ni uno.

Esto es fútbol y es una cuestión de colores. Uno puede ser independentista y del Madrid, que los hay, o ser un castizo nacido en el barrio de Chamberí y ser del Barça. Así que esta noche sonaran cohetes en la capital si gana el equipo de Ancelotti o escucharemos un avance de la verbena de Sant Joan en Barcelona, si Jürgen Klopp logra su primera Champions.

Lo que si es cierto es que una victoria o una derrota de los blancos tendrá consecuencias directas en el entorno azulgrana. Porque hoy en París también juega el Barça. Y si no ya verán las audiencias como son tan altas en Catalunya como en el resto de España. Pues eso, que una derrota de Florentino animaría a una deprimida afición culé que le cuesta imaginar en positivo el futuro de un equipo que ha acabado la temporada arrastrándose y dando una pésima imagen.

Solo la presencia de Xavi en el banquillo mantiene ese hilo de ilusión y esperanza entre esos barcelonistas que confían que el de Terrassa sea el nuevo Guardiola. Es cierto que algunos ya han perdido la fe en su entrenador, pero Xavi merece el respeto, la confianza y la oportunidad de ser juzgado por su trabajo durante una temporada de principio a final. En fin, que ver levantar la copa a Jordan Henderson produciría a los culés una dosis de placer y satisfacción muy superior a la anunciada decisión de Mbappe de quedarse en el PSG.

Por contra, si el equipo que lidera Benzema conquista su catorceava Champions, por cierto, un número muy culé, Laporta tendrá un problema. Y lo tendrá porque no tiene ni un euro para contraprogramar un título de estas dimensiones. En tiempos del presidente Núñez, ante un posible título del Madrid, siempre había preparado un fichaje o una noticia impactante.

Ahora, por no haber, no hay ni argumentos ni euros. Este es el verdadero problema del Barça. Eso sí, a Laporta le queda una última bala en la recamara. Como decía ayer Mascaró en su columna, solo la activación de esas ‘palancas’ que pueden aportar dinero contante y sonante pueden reanimar al Barça.

Eso sí, será la última oportunidad. O sea, que hay que acertar con los fichajes. No queda otra. Si vienen nuevos Dembeles y Coutinhos tocará gestionar miseria durante muchos años. Pues eso, que hoy media España estará contenta y la otra disgustada. El fútbol es así y no lo cambiará nadie. Disfruten del partido.