Hoy empieza la travesía del desierto

El Barcelona sucumbió ante el Bayern

El Barcelona sucumbió ante el Bayern / Javi Ferrándiz / Diario SPORT

Ernest Folch

Ernest Folch

Munich confirmó una evidencia que se ha intentado disimular durante demasiado tiempo: el Barça ya no está en la élite, ni europea ni española, y solo puede ser competitivo contra equipos medianos. Eliminado de la Champions y descolgado de la Liga, ahora mismo solo puede optar a la UEFA League y a la Copa del Rey, competiciones menores en las que además dista mucho de ser el favorito.

El destino ha escogido al Bayern para que certifique por tres veces el fin de una era: en Lisboa (2-8), en el Camp Nou (0-3) y en Munich (3-0), en un terrible parcial de 14-2, que certifica la diferencia deportiva, económica y de gestión que hay y ha habido entre estos dos clubes en los últimos años. En las últimas semanas, se nos ha explicado que el problema era el gol, y en el club hay quien se ha creído que las deficiencias se arreglaban con un delantero centro.

Pero el problema es evidentemente mucho más profundo, y tiene que ver con una deficiente planificación durante años, la marcha de Messi sin ningún plan para sustituirle y una ruina económica colosal que convierte en utópica cualquier reconstrucción a corto y medio plazo. La buena noticia es que nada de esta tragedia tiene que ver con Xavi, que tiene que lidiar con el grave y evitable hándicap de haber llegado a media temporada. Por eso hay que tener claro que lo que enterró el Barça en el Allianz Arena no fue su futuro sino su pasado. A pesar de la derrota en Munich y de las deficiencias endémicas que siguió mostrando el equipo, Xavi conservará su credibilidad y su fuerza.

El único error del entrenador azulgrana ha sido alimentar la esperanza de lograr resultados a corto plazo, un discurso poco realista que ha sido alimentado por el optimismo de Laporta, que cada vez que habla pierde una oportunidad de ser prudente y explicar la verdad a la afición. La frases que hemos oído en las últimas semanas del estilo "somos el Barça", "sacaremos el orgullo", "siempre somos favoritos" han creado expectativas totalmente falsas y han hecho un daño innecesario. 

La enésima debacle en Munich debe servir para cambiar definitivamente el discurso del club. Toca asumir de una vez la realidad, dejar de engañar con promesas absurdas de títulos y explicar que viene una larga travesía del desierto. La buena noticia es que la derrota llega cuando el club ha fichado a un entrenador con un proyecto a largo plazo y con las ideas claras. La buena noticia es que, hoy sí, empieza la 'era Xavi'. A ver si a partir de ahora se le deja trabajar, el entorno aprende de una vez a perder y a mirar a largo plazo, y se nos trata como adultos.