Hoy tampoco empieza una nueva era en el Barça

Laporta suspende la Asamblea

Laporta suspende la Asamblea / VALENTÍ ENRICH

Albert Masnou

Albert Masnou

Joan Laporta fue escogido presidente del Barcelona hace seis meses. Ese día auguró el inicio de una nueva etapa, esplendorosa, en la que la alegría volvería al Camp Nou, que reaparecería el espíritu ganador... Medio año después, solo se han visto movimientos en el área económica. No está Messi, contrariamente a lo prometido, no hubo escabechina de pesos pesados, tal y como deslizaron, y ahora resulta que son héroes por bajarse el sueldo, el equipo es peor que el del curso pasado y la apuesta por La Masia es la única solución planteada en el aspecto deportivo. El cambio que planteaba Laporta no ha sido tal porque, una vez dentro del club, la junta se ha dado cuenta de que la prioridad era resolver los desajustes económicos.

Y en ello se han centrado,  aunque el barco hacía aguas por varios costados y la sensación de improvisación se expandía. ¿No ha tenido margen de maniobra? Seguramente es así porque las consecuencias del covid todavía condicionan, y mucho, las arcas del club. Laporta no siguió el mismo camino que Bartomeu, que hubiera vendido una parte del ‘corporate’ para salir de la crisis. Laporta ha optado por pedir un crédito (656 millones) y echar a los dos salarios más altos (Messi y Griezzman) para rebajar la masa salarial. Han sido seis meses de penurias antes de presentarse ante una Asamblea cuyo resultado debía permitir llevar a cabo ese giro que no pudo hacer al acceder a la presidencia. 

Sin embargo, una mala planificación del tiempo de dicho encuentro con los socios provocó que los compromisarios pidieran un aplazamiento de la misma, a lo que Laporta, en una demostración de una buena cintura, accedió. No se recuerdan precedentes de una asamblea partida en dos, pero Laporta tuvo que contemplar, pese a que le cueste un nuevo aplazamiento a la puesta en escena de su proyecto, porque no se votó ni el crédito de 1.500 millones para el Espai Barça ni la suspensión del artículo 67.

Así pues, lo que tenía que ser el inicio de una nueva era, que además coincidía con el regreso de la afición al Camp Nou, se convirtió en un segundo arranque en falso. Laporta deberá esperar más mientras el tiempo se escapa entre los dedos de los socios.