'Hombres de club'

Ousmane Dembélé ha sido padre de una niña

Ousmane Dembélé ha sido padre de una niña / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

Nadie está por encima del FC Barcelona. Ni jugadores, ni entrenadores, ni presidentes. Se llamen como se llamen, tengan la trayectoria que tengan y tengan el apoyo o rechazo del periodismo que tengan. Afición, escudo y valores. Por eso el FCB es más que un club, porque la institución está por encima de todos.

Ahora bien, existen personas que, con sus actitudes, hacen más grandes o pequeños esos clubes en algunos momentos. Sobre todo, en la dificultad extrema. Se les suele llamar, ahora que está de moda, ‘hombres de club’. Son aquellos que son menos tribuneros de lo aconsejable y más sinceros de lo que les conviene. Son los que se besan poco el escudo, pero lo defienden.

Hace un año Dembélé era el enemigo público número uno, era el saco de los golpes de media afición, recibía trato de cojo y se le quería poner en la frontera. Hoy, casualidades de la vida, el relato se ha invertido. Está siendo profesional, está siendo un ejemplo y se ha metido al público en el bolsillo. Ha cambiado pitos por aplausos.

Hace un par de meses, Frenkie De Jong era carne de traspaso y se le empujaba, siempre en privado y jamás en público, a ser subastado en plaza pública. Hoy, casualidades de la vida, tras no querer salir, vuelve a jugar y desatasca partidos.

Otro nombre propio es el de Eric García, que se rebajó el salario para poder llegar y al que se desprestigió con una burda campaña mediática, insinuando que le habían ‘enchufado’ en la selección. Hoy, casualidades de la vida, Eric, que no es Beckenbauer, ya no recibe el trato vejatorio que jamás mereció. Hay quien parece un hombre de club y quien realmente lo es.

Al fondo aparece Jordi Alba, un blanco fácil con el que hay barra libre y al que se azota con impunidad y saña. Que Alba no gana concursos de popularidad, es un hecho. Que nadie le puede dar lecciones de rendimiento, es otro. Gustará más o menos, pero va de cara. Que necesitaba competencia es un hecho. Que la acepta de buen grado, es otro. Si realmente hay otro mejor, que juegue. Lo curioso es que nadie sabe si está bien, mal o regular, porque no ha tenido oportunidad de demostrarlo.

El curso pasado, tercer máximo asistente de toda la Liga. Casualidades de la vida, asoma Luis Enrique. Y resulta que el tipo con más carácter e independencia de este país, está tan ‘convencido’ de que Alba es rematadamente malo y está tan ‘acabado’, que le sigue considerando titular indiscutible de la selección.

Nadie está por encima del Barça. Ni jugadores, ni entrenadores, ni presidentes. Nadie. Eso sí, cuando se habla de ‘hombres de club’, es mucho más honrado serlo que parecerlo. Y en las malas, es mejor besarse poco el escudo y defenderlo, que besarlo mucho y defenderlo poco.