La historia no se escribe con una chilena

Cristiano Ronaldo consuela a Buffon tras la derrota ante el Real Madrid

Cristiano Ronaldo consuela a Buffon tras la derrota ante el Real Madrid / sport

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Cristiano Ronaldo no se alimenta de goles. Sus goles solo sirven para poner en marcha la cadena de montaje por cuya cinta circulan elogios histriónicos hacia el portugués. Su ego, insaciable, come piropos y siempre tiene hambre.

Su chilena en Turín, tras pasar sin filtros por toda la maquinaria vocera madridista, es ya un producto de mercadotecnia que acabará convirtiéndose en camiseta, llavero, pin y mechero. Sin necesidad alguna, un golazo cuya belleza plástica habla por sí sola, se ha convertido en “símbolo”, “pieza de museo” e “historia del fútbol” a la vez. Hay goles que se venden solos sin que medie campaña publicitaria. La chilena del portugués es uno de ellos. Hay fotografías que conviene disfrutar a escala real porque, ampliadas artificialmente, pueden deformarse tanto que su belleza aparece desnaturalizada. Pierden su esencia y se convierten en caricatura de la realidad.

El ego de Cristiano Ronaldo se ha dado un festín de loas que acabará pagando su propia creación. Pero lo más triste es que la sobreactuación de quienes han colocado su chilena a la altura de goles como el de Maradona a Inglaterra, Cruyff al Atlético,  Zidane al Bayer Leverkusen o Rivaldo al Valencia no lo han hecho con la intención de regalar los oídos del portugués, sino para situarle al lado de Pelé, Maradona, Cruyff, Di Stefano... y Messi. Otra vez Messi. El madridismo se ha desnudado exponiendo a los cuatro vientos su complejo ante el más grande. Leo es la razón final de tanta hipérbole. Con la boca pequeña reconocen su superioridad, pero lo hacen supurando bilis, la misma que segregan cada vez que describen exageradamente al luso, que nunca comerá en la misma mesa que los cinco elegidos. Y eso no hace peor a Cristiano Ronaldo, solo le convierte en real. Lebron James no puede compararse con Jordan de la misma manera que Cristiano no puede hacerlo con Messi. La historia no se escribe con una chilena.