La historia del Real Madrid resumida en noventa minutos

Zidane tiene tiempo de sobras para mimar a Cristiano Ronaldo para que no se resfríe

Zidane tiene tiempo de sobras para mimar a Cristiano Ronaldo para que no se resfríe / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Si alguien quiere entender exactamente qué pasó en el Bernabeu, tendrá que hacer un curso acelerado de historia del Real Madrid. Porque más de un siglo del club se resumió ayer en 90 minutos trepidantes, que enseñaron varias características de la identidad blanca: una capacidad de supervivencia inaudita, la aparición del árbitro en momentos críticos y una historia de amor con la diosa fortuna.

Ninguno de estos factores genéticos se explica por separado, más bien se trata de una mezcla explosiva e indisociable de los tres, que convierten al Real Madrid en un club al que nadie, absolutamente nadie, puede ganar en competitividad. Una noche más, el equipo blanco se paseó por el precipicio y sin duda mereció caer eliminado, puesto que no se recuerda una eliminatoria con más ocasiones para el Bayern, un equipo que a pesar de su experiencia dio una exhibición de colosal ingenuidad y suprema blandura. Y es que al Madrid poco le importa merecer algo: va a por ello y no para hasta conseguirlo. Cierto, el árbitro apareció en unas manos clamorosas de Marcelo que sin duda eran penalti y en un empujón más que sancionable de Ramos a Lewandowski.

Pero también es necesario explicar que el Bayern se suicidó en el primer minuto el segundo tiempo con un error histórico de su portero Ulreich, uno de los fallos más ridículos y estrepitosos que se recuerdan en la historia reciente de la Champions. El terrible error del portero alemán explica mejor que nada el ‘via crucis’ del Bayern en esta eliminatoria, que ha dominado de principio a fin, pero en la que paradójicamente ha ido a remolque y a la desesperada desde el principio, intentando sobreponerse a un cúmulo de desgracias que terminaron por arruinarle. Sí, pareció durante toda la noche que el Madrid jugaba con su épica, con el árbitro y sin portero rival. El partido solo puso todavía más en evidencia la temporada mediocre de los blancos, un equipo que ha renunciado a jugar y que se dedica a administrar su gran tesoro, que es su épica y su admirable capacidad de lucha.

Dimitido en la Liga desde antes de Navidad, barrido en la Copa y convertido en un superviviente en Europa, la temporada del Madrid merece estudiarse en varias facultades a la vez, entre ellas la de esoterismo. De hecho, el Real Madrid-Bayern de ayer, que será recordado durante mucho tiempo, es en realidad una fotocopia del mismo partido que tantas veces hemos visto en el Bernabeu. 90 minutos para resumir una larga, larguísima historia.