La hipocresía sobre el Manchester City

Soriano, Guardiola y Begiristain

Soriano, Guardiola y Begiristain / Manchester City

Toni Frieros

Toni Frieros

Simplificar y reducir los éxitos y méritos del Manchester City a que tiene una inagotable fuente de dinero a su disposición (cosa que, por otra parte, tampoco es cierto), constituye todo un ejercicio de hipocresía… y también de falsedad. El City actual es el resultado de un paciente y elaborado Plan Estratégico (este sí que ha sido un verdadero Plan Estratégico y no otros…) que empezó hace 11 años cuando una multinacional especializada en ‘Head Hunters’, a petición de los nuevos propietarios del club inglés, la compañía Abu Dhabi United Group (ADUG) de Emiratos Árabes controlada por el emir Mansour bin Zayed Al Nahyan, pidió la contratación de un CEO especializado en gestión deportiva. Así fue cómo Ferran Soriano, que acababa de salir de una experiencia dolorosa con el cierre de Spanair, aterrizó en un club que, con el respeto debido, no era nadie en el mundo del fútbol. Ni en títulos, ni en ingresos ni en marca global.

Lo primero que hizo Soriano, lo primero, fue ponerse en manos de un director deportivo: Txiki Begiristain. Txiki viajó a Abu Dabi y firmó por el City, dejando atrás otra oferta que tenía del Chelsea. Soriano y Txiki se encontraron con City campeón de liga de la mano de Mancini, pero querían implantar un estilo de juego y un modelo de club. Inmediatamente pensaron en Guardiola, si bien Pep ya se había comprometido con el Bayern Múnich, por esa razón llegó Pellegrini. Una idea de fútbol necesita una serie de jugadores específicos. El City siempre ha comprado en función de esa idea.

Se ha gastado mucho dinero en fichajes (también ha vendido bien), es verdad, aunque lo mismo, o quizá menos, que sus competidores: Manchester United, Chelsea, Arsenal, Liverpool, Tottenham. El mérito, la diferencia, es que ha sabido fichar, cosa que no han hecho otros.

La llegada de Pep Guardiola significó para Soriano y Txiki cerrar el círculo. Plenos poderes para él, sin intrusiones. En once años, un solo propietario, un solo director, un solo CEO, un solo secretario técnico y únicamente dos técnicos. Un club sin entorno, sin peleas cainitas, sin acciones de responsabilidad, mociones de censura, sin demandas judiciales y con los mejores profesionales en cada área. Sin familiares ni amigos, solo talento.

Es verdad que está bajo investigación por supuesto ‘dopaje’ financiero, pero el éxito del Manchester City, dentro y fuera del terreno de juego, no es consecuencia de meter más o menos dinero. Ayuda mucho, obviamente, pero es, sobre todo, el triunfo del talento en los despachos y en el césped. ¿Y todavía se preguntan algunos por qué Guardiola solo estuvo cuatro años en el Barça y va para siete en Manchester?