Hincaron tus codos, Leo

Suárez, jugador del Barcelona

Suárez, jugador del Barcelona / sport

Carme Barceló

Carme Barceló

Los Ronaldos -les juro que no va con segundas- escribieron casi un himno. ‘No puedo vivir sin ti’. Y seguía la canción: “No hay manera. No puedo estar sin ti”. Que levante la mano el/la que no tuvo ese sentimiento cuando vio a Messi doliéndose de ese radio roto y sabiendo después que iba perderse tres semanas de competición. ¿Podríamos vivir sin él? ¿Habría manera? Visto lo visto ayer en el Camp Nou, sí. Ante el Inter, el Barça se mostró compacto, fuerte, con las ideas claras y su entrenador, valiente, apostando por Rafinha como titular. Toda una declaración de intenciones de Valverde dejando inédito a Dembelé. En la grada, Messi con su hijo mayor, que ayer no debió decir aquello de “¿papá, ya te vas al gol?”, sino que tuvo el privilegio de que su progenitor y mejor jugador del mundo comentara con él las jugadas. Con él aplaudió los goles de su Barça -el niño es como el padre, más culé que el escudo- y vio como papá esbozaba una gran sonrisa cuando su amigo Jordi Alba firmaba el 2-0. 

Es difícil vivir sin ti, Leo, pero ayer tuvimos la sensación de que hay alguna manera de sobrevivir a tu ausencia. Detalles. Jugadas. Esfuerzo común. Tu vecino Luisito asistiendo y dejándose la piel. Arthur convirtiéndose en el número 1 del ‘aplaudiómetro’ del Camp Nou. Lenglet, inconmensurable. Por no hablar de ese seguro de vida que supone tener en el césped a Ter Stegen y a Busquets. El Barça tiene que aprender a vivir sin ti y a buscar la forma de hacerlo. Poco a poco. Sin prisas. Pero esa imagen tuya con el cabestrillo es un aviso. El codo que te rompiste es el que han hincado todos cuando tú no has estado en el campo. Tu amigo Suárez, con el que ya compartes tridente familiar desde hace 48 horas, empieza a coger ese tono único que tú ya sabes. El domingo volverán a estar sin ti. “Siempre reinarás, has colgado tu bandera”. Los Ronaldos dixit. Estás en cuerpo (ahora lesionado) y en espíritu (siempre). Ayer se demostró que sin Messi también se puede.