No hay solución ideal

El Presidente de la UEFA está convencido de poder terminar todas las competiciones

El Presidente de la UEFA está convencido de poder terminar todas las competiciones / EFE

Jordi Cruyff

Jordi Cruyff

Cuando escucho hablar de que resulta ‘imposible’ forzar una pretemporada de diez o quince días, me acuerdo del encaje de bolillos al que nos sometíamos cada verano en el Maccabi Tel Aviv, donde trabajé durante seis años. En Israel jugábamos en torno a 55 partidos por temporada entre liga, playoffs para optar al título y competiciones coperas y europeas.

El campeonato acababa en torno al 20 de mayo y, justo después, la mayoría de nuestros jugadores acudían a la llamada de sus selecciones. Nos los ‘devolvían’ en torno al 10 o 12 de junio y apenas podíamos concederles diez días de descanso porque el 1 de julio nos jugábamos gran parte de nuestro presupuesto, con el inicio las rondas previas clasificatorias de Champions o Europa League.

Nuestros futbolistas tenían que asumir que su temporada se alargaba más de once meses y ese desgaste, necesariamente, los quemaba a largo plazo, además de exponerles a lesiones inoportunas.

Por eso no me parece descabellado que los jugadores sean sujetos a un ‘mini stage’ diez o quince días antes de reanudar sus campeonatos como medida excepcional por la crisis del coronavirus. O que tengan que recortar sus pretemporadas antes de iniciar la siguiente campaña.

Me parece lógico que los máximos organismos del fútbol estén barajando un plan A, B y C en el calendario, como ha reconocido el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin. Este virus no tiene fecha de caducidad y eso hace imposible cualquier tipo de planificación.

Sí debemos tener dos cosas claras. Primero, acabar la temporada en la medida de lo posible. Segundo, asumir que no hay solución ideal para nadie. Los clubes deberán ser flexibles y someterse a medidas creativas, incluso draconianas. Si apenas disponen de tres semanas hábiles, me atrevería a sugerir que la liga, la clasificación en puestos europeos y el descenso se jueguen en una suerte de playoffs, combinándolos con las eliminatorias de Champions y Europa League. Algo similar al modelo israelí, olvidándonos, eso sí, de tener semanas ‘limpias’ en el calendario.

Y sin descartar la posibilidad de jugar el resto de la campaña a puerta cerrada si aún no hay garantías para la salud pública. En ese caso, la solución práctica, y dura, sería confinar a las plantillas durante quince días antes de comenzar la competición, como ha ocurrido en China con sacrificios aún mayores que se nos harían insoportables. Mi ex equipo, el Chongqing Dangdai Lifan, está a dos días de concluir su particular cuarentena después de regresar a China y solo después concederá diez días de vacaciones. Algo que agradecerán los futbolistas chinos, que no ven a sus familias desde el 3 de enero, cuando comenzó la pretemporada en Japón y posteriormente Dubai.

En Europa sería difícil conciliar plazos porque la propagación del virus se está produciendo a diferentes velocidades. Pero tenemos que ser conscientes de que el regreso a la competición exigirá sacrificios por parte de todos. Las selecciones, como es nuestro caso en Ecuador, ya hemos ‘sacrificado’ nuestros torneos de verano. Todos tendremos que arrimar el hombro.

ME GUSTA

El despertar de Abdelhak Nouri. Ha sido un rayo de esperanza en medio de toda la negatividad que nos rodea estos días en los medios de comunicación. El hecho de que el jugador del Ajax ya no esté en coma, y que reaccione a algunos estímulos moviendo las cejas, nos hace valorar las cosas sencillas de la vida que siempre hemos dado por hecho. Y más en el contexto actual.

NO ME GUSTA

Leer en la prensa informaciones sobre recortes salariales sin haber aún acuerdos entre clubes y jugadores o empleados. Son medidas delicadas que requieren absoluta discreción durante las negociaciones. La Juventus ha anunciado un acuerdo sin necesidad de someterse a un juicio previo de la opinión pública. Es el ejemplo a seguir.