Hay demasiado ruido para este Barça

El Barça, una sangría de puntos por culpa de sus errores defensivos

El Barça, una sangría de puntos por culpa de sus errores defensivos / JAVI FERRANDIZ

Albert Sáez

Albert Sáez

El equipo no estuvo a la altura en un momento decisivo de la temporada. Es lógico, por la mezcla de juventud y experiencia que tiene, aunque las responsabilidades se repartan por igual en el desastre frente al Granada. Buscar culpables no sirve para mucho porque serán los mismos que nos han devuelto hace nada la ilusión o que nos la pueden devolver al acabar estas cinco jornadas que quedan. ¿Qué se puede hacer para ayudarles?

Laporta dio un paso al frente a las pocas horas renovando a Mingueza e impulsando más cambios en la estructura directiva del club. Pero queda mucho por hacer y no se puede poner en marcha hasta que acaben las tres auditorías que están en marcha: la económica, la deportiva y la relacionada con el Espai Barça. Quedan quince días que se van a hacer largos porque coinciden con este decisivo y trepidante final de La Liga. La junta quiere tenerlo todo aclarado para cerrar las cuentas, hacer el nuevo presupuesto y tomar las decisiones estratégicas: Messi y la remodelación del estadio. Mientras no las resuelvan solo hay algo que puede mitigar el exceso de ruido ambiental: el buen juego y los buenos resultados, de manera que, una vez más, esta temporada el equipo va a tener que ponerse el club a las espaldas.

En el fondo, el equipo es a la vez el problema y la solución porque los malos resultados provocan el ruido y los buenos lo eliminan. Las especulaciones con Messi no ayudan nada como tampoco lo hace cierta incertidumbre sobre Koeman. Hay que generar confianza y para ello Laporta debería usar su carisma y salir a la palestra. No se trata de explicar lo que no se pueda todavía decidir, pero sí de proteger un poco al vestuario muy quemado de la sobrexposición que padece desde mucho antes de la fuga de Bartomeu. De lo que pasa hay que informar, pero el presidente y los jugadores pueden decidir el rumbo y el ritmo de los acontecimientos.