No hay que entrar en pánico

Griezmann, ante el Getafe

Griezmann, ante el Getafe / EFE

Jordi Cruyff

Jordi Cruyff

Soy de los que no se rasgan las vestiduras contra un estilo de fútbol como a veces ocurre con el Getafe. Cada equipo tiene sus propias armas. Si tienes jugones, juegas. Si tienes futbolistas con carácter y disciplina, el entrenador buscará sacar ventaja a esas cualidades. El Ajax se quejó de la 'agresividad' del Getafe la temporada pasada cuando lo cierto es que no hizo un solo tiro a puerta en el partido de ida de Europa League y salió derrotado por 2-0. Se topó con un rival que compite y es muy difícil de batir.

El fútbol también es para pillos. Si tienes que perder tiempo, presionar, jugar por alto o más compacto, porque esas son tus armas, lo tienes que saber hacer. Y en ese sentido, el Getafe es un equipo bien trabajado. El entrenador se tiene que adaptar al material que tiene entre manos. Todo el mundo quiere ser protagonista del balón, pero también necesitas las armas y la economía para ejercer ese protagonismo.

Si no, es cuestión de estar bien organizado y acoplarte a lo que tienes. Salir al campo con entrega y disciplina. Y en ese sentido, el Getafe ha encontrado el encaje perfecto con los recursos que tiene a su disposición y un entrenador como José Bordalás que ha sabido sacarles partido.

El Barça se topó con un hueso duro de roer en su particular proceso de construcción. Pero tampoco es cuestión de arrojar la toalla y entrar en pánico después de cuatro partidos. Ni desesperarse con un tridente atacante que no encontró el gol.

Cuando juegas con tres arriba, necesitas un killer, un creador y un driblador que haga carreras en profundidad al espacio y gane la espalda al rival. Messi es el creador, Dembélé es el driblador y Griezmann ejerció de killer, pero no es un nueve puro. Griezmann y Messi se mueven por zonas parecidas y ahí viene el problema. Pero sobre el papel deberían ser compatibles.

A falta de killer por la marcha de Luis Suárez, toca buscar fórmulas que generen gol y darles margen de maniobra. Y el Barça juega un fútbol combinativo para sacarles partido. Hay que dar tiempo al tridente que jugó contra el Getafe, pero también recurrir a variantes. No me convence esa idea anticuada de hablar de un equipo titular para cincuenta partidos. Tampoco en lo que respecta al trío atacante. Tienes que jugar con toda la plantilla, condicionada siempre por el estado de ánimo y de forma, viajes de selecciones o lesiones. El Barça cuenta con media docena de futbolistas que pueden jugar en esas posiciones y en la variedad está el gusto.

El problema de la frustración que puedan inspirar jugadores como Griezmann, Dembélé o Coutinho está relacionado con el precio que se pagó por ellos. Pero es bueno que Dembélé comience a tener minutos de nuevo para buscar el máximo de su potencial y que Griezmann se pruebe en un rol de falso 9. Sus declaraciones sobre su posición en Francia no me parecieron una crítica a Ronald Koeman, más bien una constatación personal.

Pero sí sirvieron para ponerse presión a sí mismo ante un eventual mal partido y derrota contra el Getafe, como fue el caso. Si hubiera marcado dos goles con victoria, le hubieran dado toda la razón. Cuestión de tener paciencia, la temporada acaba de empezar.

ME GUSTA

El regreso de la Liga de Campeones. La máxima competición continental siempre tiene un sabor especial y esta fase de grupos ofrece de entrada platos muy apetecibles como el Bayern de Múnich vs Atlético, Chelsea vs Sevilla o el PSG vs Manchester United. Pero es sólo el principio. El arranque de la Champions nunca nos da la temperatura real de las posibilidades de los equipos.

NO ME GUSTA

La sensación de alarma que despiertan casos de positivos de Covid-19 en el fútbol como el de Cristiano Ronaldo. Nos tenemos que acostumbrar a esta nueva realidad y ser flexibles, creativos y comprensivos, con toda la prudencia necesaria. Tanto en el fútbol como en la vida. Es una cuestión de aprender a convivir con este nuevo escenario.