¡Hay luz al final del túnel!

Adelaida

Adelaida

Alex Corretja

Alex Corretja

Parecía una foto tomada a principios del año pasado, cuando todo este calvario de virus todavía no había inundado y destruido nuestras vidas, pero afortunadamente no lo era. Ayer, en Adelaida (Australia), Rafa Nadal y Dominic Thiem jugaron delante de miles de personas que no usaban mascarillas, ni guardaban las famosas distancias de seguridad, sí, sí, lo habéis leído bien, ni mascarillas ni distancia de seguridad. ¿A qué os parece imposible? Pues no lo es, en esa misma pista central abarrotada hasta la bandera, previamente también habían jugado Serena Williams o Novak Djokovic, entre otros. Y es que Australia, a día de hoy, es un país que, gracias a sus fuertes medidas de seguridad y severas restricciones, ha conseguido reducir los casos positivos de COVID al mínimo, y los que hay, los tienen muy controlados. En Melbourne, por ejemplo, estuvieron seis meses confinados en sus casas durante el año pasado. Eso ha permitido que en estos momentos todos los eventos se puedan llevar a cabo con público en las gradas, algo impensable en gran parte del planeta Tierra. Y no en tierra, pero sí, en dura, concretamente, pista dura, se va a disputar el primer Grand Slam de tenis de la temporada que dará comienzo el próximo 8 de febrero.

Para que todo esto se haya podido llevar a cabo, los tenistas han tenido que pasar por las fuertes medidas de seguridad que el Gobierno australiano exige a cualquier persona que quiere acceder a su país y, a su vez, la Federación Australiana de Tenis proporcionó unos aviones reservados exclusivamente para los tenistas y sus entrenadores, para así minimizar los riesgos de contagio en su viaje a las antípodas. La idea era que pudieran ponerse a entrenar nada más salir del avión.

Pero ni tomando esas precauciones consiguieron que todos los pasajeros llegaran ‘limpios’ a destino y no pudieron evitar la famosa cuarentena de catorce días, encerrados en sus habitaciones del hotel, a todos los pasajeros provenientes del vuelo que había traído consigo dos positivos a su llegada al Estado de Victoria. Fue un golpe incómodo e inesperado para los tenistas que se vieron involucrados, que generó bastante discrepancia y malestar entre muchos de los perjudicados, ya que se vieron sometidos a una situación que, a priori, no era la que se imaginaban. Durante las primeras horas pudimos leer o escuchar alguna queja por parte de alguno de ellos, que decían que eso no era lo que tenían pactado con la organización, pero pronto hubo un cambio de actitud en la inmensa mayoría y empezaron a enseñarnos cómo se las ingeniaban para ‘entrenar’ con los pocos metros cuadrados que tenían en sus habitaciones. A día de hoy están a punto de poder disfrutar de su libertad y preparar el torneo en mejores condiciones. No era una queja por la cuarentena en sí, era por expresar la dificultad que conlleva preparar un campeonato tan complicado con semejante escollo. Afortunadamente, todos lo han ido entendiendo y se han acoplado lo mejor que han podido.

Ellos, mejor que nadie, saben que no hay éxito sin sacrificio, y que para poder salir algún día de este túnel que parece no tener salida, nos hemos de agarrar con más fuerza si cabe a la instantánea que nos llegó ayer desde Adelaida, y que nos demuestra que, aunque parezca imposible, algún día nosotros también lo lograremos. 

Vuelve el tenis en Australia

Después de catorce días en el otro lado del mundo, los jugadores van a tener la oportunidad de poder competir y empezar a ver su estado de forma antes de que llegue el tan ansiado Grand Slam en Melbourne. Son partidos importantes para coger ritmo de competición y ganar algo de confianza antes de encontrarse con el siempre exigente grande australiano. Un torneo muy complicado, con constantes cambios de temperatura, sol sofocante y un viento que dificulta en muchas ocasiones la práctica del tenis. Será interesante ver quién se adapta mejor a todo esto.

El protagonismo de Eric Garcia

El futbolista catalán está viviendo una situación inesperada siendo el gran protagonista de la campaña electoral del Barça. Estamos hablando de un gran jugador pero que no deja de ser un chaval de 20 años formado en La Masia y que está deseando volver al Barça para jugar en el primer equipo. Será muy importante que su entorno más cercano e incluso que Pep Guardiola, su actual entrenador, le ayuden a gestionar tantos inputs externos para no alejarse de lo que es importante, su fútbol.