Hay espacio para Riqui Puig

Moussa Wagué, Riqui Puig y Ernesto Valverde durante la pretemporada 2019/20 del Barça

Moussa Wagué, Riqui Puig y Ernesto Valverde durante la pretemporada 2019/20 del Barça / JAVI FERRÁNDIZ

Gerard López

Gerard López

Si retrocedemos en el tiempo y recordamos al mejor equipo de la historia, todos sabríamos decir de memoria los tres ocupantes de ese centro del campo: Sergio Busquets, Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Con ellos, el conjunto azulgrana logró alcanzar la excelencia futbolística gracias a una propuesta basada en el fútbol de toque donde el balón siempre era el protagonista. Con Pep Guardiola en el banquillo, un fiel defensor del fútbol de posición, ese equipo se hizo mundialmente conocido y sus partidos eran un gusto para el aficionado. Tras la marcha, primero de Xavi y luego de Iniesta, el Barça se ha ido reinventando en búsqueda de unos dignos sucesores que de momento aún no ha encontrado. 

Esta temporada, Valverde arrancó con overbooking en el centro del campo. Desde el club se lanzó el mensaje que Sergi Roberto pasaba a la media (por ello subía Wagué del filial) y se buscaba salida para Rakitic. Al finalizar el mercado, el centrocampista croata permaneció en la plantilla y se unía a una larga lista que tiene a Busquets y Rakitic como hombres más experimentados. El primero viene, como decimos, de formar parte del mejor centro del campo de la historia y nadie le ha inquietado en el once titular en todos estos años. El segundo, ha pasado del ostracismo a la titularidad, convirtiéndose en pieza capital en el esquema de Ernesto ValverdeRakitic siempre ha sido el interior que mejor ha entendido la idea del técnico y ha sabido equilibrar el equipo a nivel defensivo en la banda derecha. Tras ellos, en el verano del 2018, llegaron dos jugadores con perfiles muy distintos. Se trajo a Arthur, un brasileño con criterio y que encajaba en esa búsqueda del jugador posicional que fuera capaz de manejar al equipo. También Arturo Vidal, que aportaba vértigo, llegada y mucho trabajo. Todo ello, recordemos, en pleno proceso de cambio generacional en el centro del campo. 

Durante el último verano, apareció De Jong. Un holandés que ha encajado en el esquema como anillo al dedo y que lo tiene todo para marcar una época en el centro del campo azulgrana. Con él, subía Aleñá del Barça B, que estaba llamado a liderar la segunda unidad aunque, tras jugar titular en San Mamés, desapareció de la convocatoria. El canterano acierta con su marcha al Betis donde creó que le irá bien ya que le llega en un punto de madurez perfecto para dar ese salto cualitativo. Que tenga minutos con Rubí y en verano que vuelva para asentarse en el primer equipo. Confío mucho en él.

Con Aleñá en el Betis, Arthur en el dique seco por una serie de lesiones y Arturo Vidal amenazando con irse, el centro del campo del Barça se encuentra huérfano de una necesaria segunda unidad. Allí es donde creo que Valverde debe ser valiente y apostar por la Masia, la mejor fábrica de jugadores del mundo. En el Barça B hay mucho talento y jugadores que conozco bien de mi etapa en el club. El que creo que está más preparado para subir es Riqui Puig. El centrocampista está haciendo méritos para que le den una oportunidad. Desde que, en febrero del 2018, debutara conmigo en la Segunda A, su progresión en el Barça B ha sido meteórica y ahora es el líder de un equipo que juega muy bien al fútbol. Su juego encajaría a la perfección en el primer equipo y le devolvería ese gusto por el balón que tanto se echa de menos en los últimos meses. Como él, otros jugadores como Collado y Monchu, ejemplifican el buen trabajo de la cantera. En un club donde nos gusta mucho llenarnos la boca con palabras sobre la importancia de la cantera, ya va siendo hora que convirtamos las palabras en hechos. Ha llegado la hora de Riqui Puig.