Hansi manda la semana del terror al puente aéreo

Para resumir de dónde viene el Barça, podría apoyarme en un montón de datos. De todos ellos, hay uno que es demoledor: de los últimos veinte títulos en juego sólo se embolsó dos, la Liga y la Supercopa con Xavi. El intangible es aún peor, porque muchos de esos trofeos ni tan siquiera los compitió. Es necesario, de vez en cuando, recordar el contexto para poner en valor el presente, aunque sea antes de conocer como termina el cuento.

El Barça de Hansi Flick todavía no ha ganado nada, pero ha conseguido algo casi tan importante como un título. Ha convertido la semana del terror, como la hubiéramos bautizado en la mayoría de los últimos años, en la de la ilusión y la esperanza. Por no hablar de euforia. Los azulgrana no le ganan al Bayern desde que Messi, en la antesala del segundo triplete, desplomó a Boateng en una de las mayores exhibiciones que se recuerdan del argentino en el Camp Nou. Han pasado nueve años. Desde entonces, 19 goles a 2 de parcial para los bávaros. Sin embargo, hoy nadie duda de que el Barça va a por todas. De hecho, en Madrid las risas se han tornado en pánico.

Hacía mucho tiempo que el equipo no transmitía tamaña seguridad e identidad sobre el juego, sin negociar un sólo esfuerzo hasta el descuento y sin dejar de atropellar al rival, por más que el marcador ande cerrado. El paso es sideral, pero hay que dar otro. Y no, no se trata sólo de ganar. Se trata de trasladar a las grandes citas todo ese modelo que Hansi ha plasmado en tan poco tiempo. El Barça quiere limpiarse al Bayern y al Madrid. Pero si pierde, que sea gustándose, sometiendo al rival, compitiendo y fiel a la idea. Ese es el golpe de verdad. Si lo da y encima les gana, eso ya es otra cosa. Eso es...poesía.