Haciendo cábalas sobre el desastre español

Diego Costa celebró el gol que abrió el marcador ante Irán

Diego Costa celebró el gol que abrió el marcador ante Irán / sport

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Se puede perder frente a muchas selecciones e incluso estar satisfecho del partido hecho, pero perder ante la selección 70 ranking FIFA, aunque sea la anfitriona y seguramente la peor selección de las clasificadas, es gravísimo y sintomático de muchas cosas que se han hecho mal. Muy fácil ahora apuntar a la destitución de Lopetegui y lo que generó su marcha. Fue un motivo, sin duda, pero no de los más importantes.

España no ha sido un buen equipo. Todos los rivales, excepto Rusia, encontraron grietas por donde hacer daño a la defensa hispana. Tampoco, aunque estuviera desacertado, culpar solo a De Gea, es justo. No ha habido un jugador que haya hecho un buen Mundial. Isco fue el mejor de los peores.

¿Por qué no llegaron bien? Se agarran a la dura temporada de los equipos. ¿Y los ingleses?, ¿Y los internacionales extranjeros que juegan en la Liga? Quizás habrá que incidir en la preparación previa en esos días de finales de mayo y junio. Pero, sin duda, el capítulo más importante para mi humilde opinión, es cómo tácticamente el equipo fue incapaz de solventar sus problemas.

Primero, defensivamente, fue vulnerable en todos sus partidos menos ante una Rusia que no sabía ni contraatacar. La otra clave está en la creación de juego y ataque. El modelo de España es la posesión del balón, es controlar el partido y el juego a través de largas posesiones. Hasta ahí, perfecto. Temporizas a la espera de cambiar de ritmo, bien sea de jugadores, bien sea de velocidad del balón, para sorprender al rival. Pues España se quedó solo y exclusivamente en temporizar para tener el balón, sin otro objetivo. Temporizar es lentitud, para inmediatamente atacar rápido cogiendo al rival desprevenido. Tal vez cogieron miedo al sufrir pérdidas y salidas a la contra en los primeros partidos, y dejaron de arriesgar en los pases. Y si no arriesgas filtrando pases, nunca penetras en la defensa rival. Y ese ha sido el gran mal de España: tener el balón por tenerlo.

Como lo fue en su día en el Barça, que no sabía atacar el área de balonmano en defensa. Pases laterales y diagonales, sin riesgo, pero también sin provecho. Es hacer por hacerlo. Llega un día que recibes entre líneas, estás solo y en vez de girarte y encarar  buscando superioridad, o el uno contra uno, o la pared, en vez de eso, simplemente se devuelve hacia atrás el balón y vuelta a empezar, no hay profundidad y todos quieren el balón al pie. Que no se confunda nadie, no pretendo que se cambie el modelo, pero sí optimizarlo.