Si te gusta el fútbol...

Lewandowski volvió a ver puerta

Lewandowski volvió a ver puerta / Valentí Enrich

Rubén Uría

Rubén Uría

Cuando Joan Laporta se puso manos a la obra para reconstruir un Barça que estaba herido de muerte, fijó su objetivo en Robert Lewandowski. Algunos recelaron del coste del fichaje, otros sospecharon que podría no triunfar porque ya había jugado sus cien mejores partidos con el Bayern, otros dudaron por la avanzada edad del delantero y la mayoría pensamos que el polaco era un jugador diferencial, pero que no marcaría la gran diferencia que está marcando. Nos equivocábamos. ‘Lewy’ está siendo absolutamente determinante. Sus movimientos recuerdan la elegancia de Van Basten, el Nureyev del área; su primer toque evoca la contundencia que tenía Hugo Sánchez, el cuate del gol; su magia rememora los registros de Ronaldo, la estrella fugaz que enamoró al Camp Nou; su potencia supera la de Luis Suárez en su ‘prime’; y su efectividad supera incluso los zarpazos de tigre dormilón que solía dar Romario. Lewandowski, un alma del nueve largo, es un delantero como la copa de un pino y tres abetos. Un futbolista de época. Está llamado a conquistar el corazón del culé y a convertirse, por méritos propios, en uno de esos jugadores que trascienden la historia de sus equipos. El Barça pagó 45 millones de euros más 5 en variables por su traspaso, pero esa cantidad es una auténtica miseria viendo su rendimiento. En cuestión de dinero, ‘Lewy’ ha demostrado que lo caro siempre suele salir barato. Sus números son una locura: lleva ya doce goles en nueve partidos. Nueve dianas las ha conseguido en la Liga, competición de la que es el máximo realizador en solitario. De hecho, Lewandowski, él solo, ha marcado más goles, doce, que todos los jugadores del Barça juntos (once) en los primeros nueve partidos de la pasada temporada. Sus estadísticas, en pleno auge de dos auténticos monstruos como Mbappé y Haaland, son una salvajada: uno de cada dos remates de ‘Lewy’ termina en gol y su balance en lo que va de campaña es de 1,3 goles por partido. El ‘9’ azulgrana encadena seis partidos de Liga viendo puerta. Dicen los entrenadores que hay tres tipos de delanteros: los normales, que viven de esa droga dura que es el gol; los buenos, que son auténticos yonkis de la efectividad; y los cracks, que son los delanteros que hacen goles de la nada. En Mallorca, Lewandowski encontró una pelota, se fabricó un espacio que no existía, se acomodó la pelota de tacón, armó la pierna y la mandó a guardar pegando la pelota a la base del palo. De la nada, un gol. Obra de arte, partido a la saca y tres puntos de oro. En mitad del apagón colectivo azulgrana, fue la luz en el cuarto oscuro. Conclusión: un poco del polaco universal es muchísimo. Moraleja: Si te gusta el fútbol, te gusta Robert Lewandowski.