Guerrilla atlética y Superman noruego

Haaland celebra la victoria de su equipo ante el PSG

Haaland celebra la victoria de su equipo ante el PSG / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

Simeone trazó un plan para lograr lo que todos decían que era imposible: ganar al todopoderoso Liverpool de Klopp. El Cholo, experto en la guerra de guerrillas, ejecutó en dos fases. En la primera, salida volcánica, presión alta y gol en pelota parada. En la segunda, costados sellados, repliegue intensivo, ayudas constantes y contragolpes eléctricos. Nada del otro jueves, nada que rebosara finura y nada de lo que enamorarse, pero sí de lo que enorgullecerse. El Atleti rescató su gen competitivo de las grandes noches, escondió sus defectos, potenció sus virtudes y anuló a un super-equipo con tanto esfuerzo como mérito. El equipo de Klopp, campeón de Europa y del mundo, el equipo que desata el pánico en la Premier, se fue de Madrid sin rematar a portería ni una sola vez. Es posible que para muchos el Cholo no sea el mejor entrenador del mundo, pero algo tiene el agua cuando la bendicen. Y es posible que en Anfield, la tropa de Klopp acabe clasificándose, pero ya nadie duda que el Atleti venderá cara su piel.

superman es noruego. La criatura se llama Erling Haaland. Es un rascacielos de 1.94, pesa 87 kilos en canal, tiene una coordinación bestial, corre los 60 metros como un velocista de elite y es una fuerza de la naturaleza. Un depredador. Un superdotado por partida doble. Un niño prodigio que cuando tenía cinco años batió el récord mundial de salto de longitud en parada y que ahora, con apenas 19, revienta defensas y destroza porterías. El Dortmund arriesgó más que Barça y Madrid, le fichó cuando debía - pagando 20 ‘kilos’ más las famosas y jugosas comisiones- y ahora este Supermán noruego está sembrando el pánico en Europa. Su primer tanto al PSG pertenece a la estirpe de los cazagoles. El segundo, al del selecto club de los elegidos. Su disparo, con una violencia bestial a la escuadra, lo habrían firmado los mejores Batistuta, Vieri o Van Basten. Haaland no vuela, no tiene rayos X y no lleva capa, pero cada vez que pisa área, demuestra que es “el hombre de acero”.