Guardiola regó primero

Pep Guardiola acabó muy contento con el juego desplegado por sus futbolistas

Pep Guardiola acabó muy contento con el juego desplegado por sus futbolistas / EFE

Carme Barceló

Carme Barceló

Si la flor de Zidane empezaba a marchitarse en las últimas semanas, llego Guardiola y prácticamente la dejó en la UCI del invernadero. El Manchester City abrió los aspersores del Bernabeu con una remontada que, además de mostrar las cualidades del equipo de Pep, retrató los males endémicos de un Real Madrid que tiene pie y medio fuera de la/su Champios.

El título con el que se llenan la boca y que les sirve para justificar, incluso, temporadas en blanco como la anterior parece que vuelve a tener otro color y no es el suyo. Si hay días en los que a una se le aparece Cristiano Ronaldo, el de ayer fue uno de ellos. Desde que el al portugués no le paga la nómina Florentino Pérez, el club merengue es otro. Y es peor. La falta de gol del Real Madrid es altamente preocupante y ante un City de circunstancias volvió a dejar patente sus carencias.

Guardiola regó primero y, dejándome llevar por su corazón culé y su huella en el feudo madridista, quien sabe si el domingo regará dos veces. En el llamado ‘jardín de Messi’, el técnico catalán firmó una victoria que puede ser inspiradora para su Barça en el Clásico. Llegarán los azulgrana con un empate de oro conseguido en San Paolo.

Deja tocado a su rival

Lo ha dejado en cuadro en la Champions -y a la planificación deportiva con el trasero al aire-  pero que ha cogido aire para la que se avecina. Aunque lo nieguen, seguro que han respirado hondo tras este 1-2 del Manchester City que ha dejado muy tocado a su eterno rival.

Capítulo aparte merece Sergio Ramos al que visualizo más eléctrico, por decirlo fino. Expulsado ayer, el de Camas sigue batiendo récords en negativo. Es el jugador con más tarjetas y rojas en la Liga, en la Champions, en su Real Madrid y de todos los colores en la seleccion española. No quiero pensar el café que tendrá el domingo por la noche ante una de sus bestias negras. El templo inexpugnable se ha convertido en un lugar de recreo y el capitán, en un manojo de nervios. Y ahora le toca a Messi.