Griezmann, segunda oportunidad

Griezmann apunta al Camp Nou

Griezmann apunta al Camp Nou / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El 14 de junio de 2018 Antoine Griezmann anunciaba, a través del polémico documental ‘La decisión’, que se quedaba en el Atlético, previa mejora de su contrato. El francés, que había flirteado descaradamente con el Barça, dejó claro que prefería cobrar una ficha anual de 20 millones de euros netos antes que jugar junto a Messi. El club blaugrana se sintió humillado por el desprecio del delantero (y la intervención colateral de Piqué y Umtiti en el vodevil cinematográfico) y los culés le pusieron la cruz. Solo unos meses después, Griezmann ya se había arrepentido de su decisión y pedía una segunda oportunidad a Bartomeu. Y el presidente, a pesar del malestar de la afición y del vestuario (los pesos pesados, que habían apoyado públicamente la incorporación del francés, también se sintieron profundamente engañados con su marcha atrás), dio el visto bueno a su segundo intento de fichaje. 

Hoy es un día clave en la definitiva incorporación del francés porque su cláusula de rescisión baja automáticamente de 200 a 120 millones de euros. Un precio todavía asequible teniendo en cuenta los actuales cánones del mercado futbolístico. Griezmann se antojaba como el ‘fichaje estrella’ del Barça hasta que se cruzó en el camino otro ‘arrepentido’: Neymar. El brasileño quiere volver al club del que nunca debió irse y ahora Bartomeu se encuentra en la disyuntiva de tener que invertir más de 300 millones de euros en dos delanteros... teniendo ya en la plantilla a Messi, Luis Suárez, Coutinho, Dembélé y Malcom. Está claro que el Barça tendrá que vender a los tres últimos para hacer sitio a los nuevos y, sobre todo, hacer caja para pagarlos. 

Los malabarismos económicos del presidente Bartomeu para hacer frente a esta doble operación sin precedentes en la historia del fútbol moderno no serán nada comparados con los que deberá hacer Valverde para encajarlos, a los cuatro, en el equipo. Pero esa, evidentemente, ya es otra historia...