Griezmann: un hijo del KO de Anfield

Ernesto Valverde, en Anfield

Ernesto Valverde, en Anfield / AFP

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

El anuncio de la marcha de Griezmann del Atlético. No sabían el día, pero sí que se iba a producir un movimiento de estas características para aligerar el mercado. El entorno del francés ya había avisado al club blaugrana de su disponibilidad y, aunque no se fiaban ni se fían, en el Barça se acogió su nueva decisión con una mezcla de interés y frialdad. La realidad es que su disponibilidad agradó más en el área directiva que en los despachos del área deportiva, donde consideraban más lógico firmar a un delantero más joven y de cierta progresión. Y hasta la fatídica noche de Anfield, el consenso iba por esa línea con el foco económico totalmente encima de la operación De Ligt. Pero aquella noche se rompieron muchas confianzas y surgió la necesidad de realizar golpes de efectos importantes en el mercado para paliar un desencanto creciente en la afición. Y la ‘opción Griezmann’, como fichaje estelar, comenzó a ganar enteros.

OK DEPORTIVO

Es evidente que el área deportiva no puso inconvenientes a modificar la planificación porque la calidad de Griezmann no ofrece ninguna duda. Se dio el OK deportivo para avanzar en un fichaje que tiene mucho de imagen, aunque no queda nada claro si acabará produciéndose. En el Barça se valora positivamente que el francés haya dado la cara asumiendo su marcha y ahora ya puede iniciarse el asalto final. Con mucha desconfianza, pero se intentará. Porque Griezmann sigue jugando su propio partido negociando con el Barça y con quien haga falta. Puede pasar de todo.