¿Griezmann? Un fichaje envenenado

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J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El fichaje de Griezmann por el Barça es víctima de contradicciones del pasado. Arrastra secuelas de una negociación fallida, esperanzas frustradas y el desprecio del jugador con un desafortunado video. Todo esto pasó hace solo diez meses. El club se sintió mitad engañado, mitad traicionado. Los aficionados se rebelaron con ira porque el francés se vendió por un plato de lentejas de oro. Conclusión:  mal asunto cuando te dejas guiar solo por intereses económicos.

Un año después, el tiempo, juez inapelable, ha demostrado que Griezmann se equivocó cuando rechazó la oferta del Camp Nou. No brilló en la Liga, no llegó a la final de la Champions que se jugó en el Wanda, no ganó ningún título con el Atlético. Frustración total. Eso sí, el francés se consoló ingresando en su cuenta corriente veinte millones limpios de polvo y paja, consecuencia de un contrato increíble que al Atlético le cuesta 40 millones por temporada. Pero no fue suficiente. Su relación con el Cholo fue enfriándose y a nivel personal llegó a la conclusión de que en el club rojiblanco había tocado techo.

En el mes de enero Griezmann echó el freno y decidió dar marcha atrás. Restableció contacto con el Barça, dijo estar arrepentido de su decisión y se mostró abierto a reanudar conversaciones. En principio no entraba en los planes blaugranas, pero la secretaría técnica se percató de que en el mercado no había un atacante con gol mejor que él con la garantía de que el coste a partir de 1 de julio era fijo, 120 millones. Con ciertas dudas y mucho recelo, las posturas se fueron acercando con dos consideraciones inflexibles por parte de la directiva de Bartomeu, el jugador tenía que anunciar su marcha del Atlético y aceptar las mismas condiciones económicas que le ofrecían hace un año.

Condiciones cumplidas

Las dos condiciones se cumplen. Griezmann a través de un vídeo comunicó que dejaría el Atlético el 30 de junio y acepta cobrar en el Barça menos de lo que percibía en el Atlético, concretamente 35 millones por temporada (18 limpios de impuestos) con un contrato de cinco temporadas.

El problema es que hasta el 1 de julio, nada se puede mover ni decir. Los rumores y las intoxicaciones son inevitables. Antoine prefiere el Barça por delante del Manchester United y PSG que podrían entrar en la puja si el jugador quisiera. Jugar en un club que cada año conquista títulos es su objetivo prioritario, hacerlo al lado de Messi es su deseo.

Griezmann es un fichaje que está envenenado. Más por las formas que por el fondo. Nadie discute su talento ni su visión del gol. Pero su llegada no será fácil ni cómoda. Pagará el peaje de una negociación larga y turbulenta. Deberá ganarse al vestuario que acogió con poco agrado su desplante del verano pasado.

Tiene que hacer buenas migas con Messi que tiene un poder sobrenatural en el club. En el Atlético jugaba en la posición de Messi, en el Barça este puesto es intocable. Será necesario también que haga un gesto a la afición culé para recuperar el cariño perdido. En definitiva, allí era cabeza de ratón y en el Camp Nou será cola de león.