Griezmann, un despertar que tiene que llegar

Griezmann solo entra en el top 20

Griezmann solo entra en el top 20 / AFP

Albert Masnou

Albert Masnou

Tres meses después de su llegada a Barcelona, Antoine Griezmann ha vivido de sus propias carnes un frío recibimiento del vestuario azulgrana. Su manera de actuar el verano de 2018, la mala gestión de su decisión, acabó siendo un problema porque pasó a ser mal visto tanto en el Atlético como en el Camp Nou. Griezmann ya ha pagado el correspondiente peaje por sus errores. En el Wanda con un recibimiento poco amistoso y en estos primeros meses como culé, con la indiferencia de sus nuevos compañeros.

Sin embargo, el tiempo pasa y lo cura (casi) todo. Atrás quedan los errores, las malas decisiones y celebraciones de confeti que el propio vestuario azulgrana tampoco vio bien. Pallasadas, las justas. A Griezmann ya le han enseñado cuál es el camino adecuado y ha pagado su penitencia. Este es el momento del despertar. Ya con una mejor integración en el grupo, con mate con Suárez o foto con Messi a la vuelta del Balón de Oro, Antoine debe empezar a demostrar su verdadero potencial, algo que ya se intuyó en el partido contra el Borussia. 

GANA EL BARÇA DE LA POSESIÓN

Su adaptación es compleja porque su posición natural es la de Messi. Y allí no jugará. Pero otros también pasaron por similar proceso y acabaron ofreciendo un rendimiento espectacular. Y hablamos de David Villa, que llegó como nueve y se reconviertió a extremo, o de Thierry Henry, con similar conversión. Griezmann tiene otras virtudes a ambos jugadores por lo que difícilmente acabará de extremo. El francés es visión, es primer toque, es combinación, es último pase pero no tiene uno contra uno, velocidad ni regate para jugar pegado a la cal.

De momento, está dando pasos para encontrar su espacio dentro del equipo -o de buscarse la vida tal y como dijo Valverde-, pero el lanzamiento definitivo debe empezar a llegar ya. Y en especial cuando vuelva Jordi Alba que ocupa el largo de la banda izquierda, desde el lateral al extremo. A diferencia de Junior, Alba no se corta para subir y bajar, sabiendo siempre cuales son las necesidades  del equipo. Alba chocaba cuando estaba Neymar en esa zona, no casaban, pero con Griezmann es diferente porque sí se complementan. Han coincidido pero cuando el francés todavía estaba mirando las habitaciones del piso, conociendo el terreno. Ahora Griezmann debe dar este paso definitivo. Porque el éxito del equipo llegará con él. Sin él, nada es posible.