Griezmann y el Barça tienen un problema

Sigue el gafe de Griezmann con el gol

Sigue el gafe de Griezmann con el gol / Afp

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça tiene un problema con Griezmann. Y Griezmann tiene un problema con el Barça. El rendimiento del delantero francés está muy por debajo de las expectativas generadas con su carísimo fichaje (120 millones de cláusula más otros 15 de compensación). Pero es que el futbolista también se siente incómodo con el papel que le ha correspondido protagonizar, muy alejado del que estaba acostumbrado en el Atlético. Esta ya es la segunda temporada de Griezmann en el Camp Nou y sus estadísticas no han mejorado, sino todo lo contrario. Tanto que Koeman está preocupado. Ya le ha dado varios toques de atención públicos y en la entrevista que publicábamos ayer en SPORT volvió a insistir en las dudas que genera Griezmann y las que sufre el propio futbolista.

Se trata, sin duda, de un problema de confianza. El técnico lo resumía con su habitual transparencia: “Lo estamos ayudando... pero todo depende de él”. Más allá de sus pobres cifras goleadoras (ha marcado 17 tantos en 57 partidos, solo 2 esta temporada en 9 encuentros) y su escasa participación en el ataque blaugrana (5 asistencias), lo peor de todo es la sensación de desasosiego que transmite en el campo. Y, por supuesto, la falta de conexión con sus compañeros. Las quejas por su posición en el campo y su presunta incompatibilidad con Messi ya no sirven como excusa. 

Seguir esperando a que ‘explote’ como la estrella que es (o que era) cada vez se antoja más complejo. Lo cual nos lleva a un callejón (casi) sin salida: qué hacer con Griezmann. Koeman, por supuesto, seguirá dándole oportunidades. Porque ve que trabaja y se esfuerza. Nada que reprocharle en este sentido. Pero eso no es suficiente para ser titular en el Barça. A un futbolista de su precio y calidad se le debe exigir que sea decisivo. Y, de momento, no lo es. La solución al problema puede aparcarse hasta el mes de junio, pero llegados a final de temporada habrá que tomar una determinación. Lo deberá hacer el Barça. Y también el propio Griezmann. Porque el problema es para el club y para el jugador, que ahora tendrá unos días de calma con su selección (ayer fue suplente en el amistoso ante Finlandia) para reflexionar.