El gran salto de Bartomeu: de vice-poco a presi-todo

Griezmann, al Barça por deseo de Bartomeu

Griezmann, al Barça por deseo de Bartomeu / AFP

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Muchos pueden pensar que Josep María Bartomeu es un presidente atormentado por los fichajes, inquieto por el cumplimiento del presupuesto o preocupado por terminar las dos temporadas que le restan de mandato con buenos resultados. Se equivocan. Es todo lo contrario, es la imagen de una persona que vive el cargo con intensidad, ilusión y felicidad. No sufre, disfruta. Se crece ante las adversidades, transmite energía y contagia su optimismo.

Aunque tiene fecha de caducidad por mandamiento de los estatutos, 30 junio 2021, trabaja como si tuviera que estar toda la vida. Hace mucho mas que de presidente, es el primer ejecutivo del club, toma las decisiones importantes y lleva la entidad como si fuera su propia empresa. Esto es bueno por un lado porque se preocupa de todos los temas y malo porque llevarlo de forma tan personal va en detrimento de la profesionalización del club.

En dieciséis años que lleva vinculado al Barça, Bartomeu ha pasado de un cargo insignificante a mandamás absoluto. De vocal y vice-poco, a presi-todo. Una metamorfosis espectacular. Nada que ver con aquel joven directivo que llegó al club en el 2003 formando parte de la junta de Laporta. No tenía experiencia en la gestión deportiva y tuvo un papel secundario como vocal responsable de las secciones de baloncesto, balonmano y hockey.

Volvió con su amigo

Tras dimitir junto con Sandro Rosell por discrepancias con Laporta, volvió al club en el 2010 de la mano de su amigo como vicepresidente deportivo (2010-2014). Fue un máster acelerado al lado de un presidente que sabía mucho de gestión futbolística tras su paso como alto ejecutivo de Nike. Rosell marcaba la línea y Bartomeu comenzó a familiarizarse en el mundo de los fichajes y traspasos. Era un vice-poco, la mano derecha de un presidente que volaba solo.

Ahora Bartomeu hace de Rosell. Es presidente ejecutivo, prefiere una junta reducida que una directiva de gallos. Sabe que su futuro se juega en el Camp Nou y solo piensa en esta dirección. Le gusta mucho la sala de máquinas del área deportiva y dirige las operaciones sin rubor. El fichaje de De Jong lo salvó viajando a Amsterdan y convenciendo al jugador.

Tuvo siempre hilo directo con Griezmann ya que es un refuerzo recomendado por Valverde. Controla la operación Neymar con mano de hierro convencido de que el PSG les necesita y que hay que aguantar el tipo. No pagarán con dinero, solo con jugadores. Lo tomas o lo dejas es su oferta al soberbio Nasser Al Khelaifi.

Salir por la puerta grande

Le quedan dos años y quiere salir por la puerta grande aunque muchos le acusan de tirar la casa por la ventana con fichajes millonarios que dejarán el club hipotecado. Ni le preocupa lo que digan los demás, ni presta atención a lo que se escribe en twitter. Parece una huida adelante pero puede ser una jugada maestra. Solo el tiempo dará o quitará razones.

Bartomeu ejerce de consejero delegado, director general y director deportivo a la vez. Es presi-todo. Otro en su lugar estaría al borde de un ataque de nervios. Pero él no pierde la sonrisa y dedica mas horas al club que a su propia empresa. Es una apuesta arriesgada como también lo fue cuando convocó elecciones anticipadas tras el cese de Zubizarreta y el tropiezo de Anoeta.

Aquel desafío lo ganó con un triplete y una victoria por goleada a Laporta. Ahora vuelve a estar delante de otro gran reto. Ha fichado Griezmann y, no lo duden, acabará volviendo Neymar. O gana la Champions o pedirán su cabeza. Con el baloncesto ha hecho lo mismo, tras muchos años de sequia ha completado una plantilla para soñar. Bartomeu apuesta fuerte convencido de que el mundo es de los valientes.