El gran reto de volver a ganar a un grande

Ansu Fati celebrando su gol contra el Real Madrid

Ansu Fati celebrando su gol contra el Real Madrid / JAVI FERRANDIZ

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Las estadísticas lo dejan claro: en los ocho últimos duelos en el estadio azulgrana, el Real Madrid solo ha perdido 1, empatado 4 y ganado en 3. Sorprende más aún, cuando el Barça viaja al Santiago Bernabéu, donde el conjunto blaugrana obtiene más victorias y mejores resultados que de local. En cuanto al momento de forma, va por delante el equipo de Ancelotti. Además llega tras una victoria contundente, exhibiéndose ante el Shakhtar, rival de similar nivel al Dinamo Kiev, ante quien los azulgranas ganaron con apuros. De todos modos, suele suceder que el favorito, que llega mejor clasificado, que llega mejor en juego y resultados, no suele ser generalmente el equipo que sale airoso del lance.

Los aficionados esperan un Barça valiente, con espíritu competitivo, que sea activo, que lleve la iniciativa, que defienda lejos de su portería mediante una presión alta, que sea intenso en su juego y que imprima velocidad a la circulación del balón. Si es así, y se pierde, no estarán felices, pero no recriminarán nada a los jugadores. Pero si es un Barça reactivo, pasivo, a remolque del rival, sin intensidad en las disputas, replegado, que permite al rival llevar la iniciativa -Juventus, PSG, Bayern-, con toda seguridad saldrán decepcionados del campo. Si los jugadores lo dan todo, no se les puede exigir mas.

Testar el nivel Barça

Estamos en una situación similar a la de la pasada temporada, en la que el equipo de Koeman no ganaba un enfrentamiento ante los equipos grandes de similar potencial. En los enfrentamientos ante rivales de cierto nivel, el Barça ha vuelto a caer -Atlético Madrid, Bayern, Benfica-. Es una buena oportunidad para ver el nivel competitivo del Barça, tras recuperar a jugadores ofensivos.

La vuelta de Jordi Alba, que es uno de los mejores argumentos ofensivos del equipo, aporta mayor profundidad y llegadas para asistir a sus delanteros. Incluso la posición de Dest más avanzado y sin tantas obligaciones defensivas en las que sufre en exceso, le da mayor amplitud y profundidad, aunque en menor nivel que por la banda izquierda. Si a eso unimos el dinamismo, la movilidad y la velocidad de Ansu Fati y el entendimiento que a buen seguro se creará con Memphis, hace que el potencial del equipo en ataque haya crecido respecto al que tenía en los partidos ante Atlético Madrid, Bayern o Benfica. Buen momento para demostrarlo.

Las bajadas de Benzema

El francés no es un nueve al uso, no es un hombre de área que se mantenga permanentemente en esa zona de finalización, si no que le gusta bajar a recibir entre líneas y asociarse con sus compañeros. Si recibe, puede darse la vuelta y ver el escenario atacante de su equipo, es difícil que se equivoque en la toma de su decisión. Existen dos opciones para frenar esas venidas a recibir de Benzema: la primera sería que el central del lado hacia donde baja a recibir el francés -prefiere la zona izquierda-, bien Piqué en la mayoría de ocasiones o bien el otro central, si es por derecha debería seguirle para impedir que contacte con el balón y sobre todo que no pueda darse la vuelta con el balón controlado, obligándole a jugar de espaldas.

Esa opción conllevaría que el medio centro -Sergio Busquets- hiciese la permuta y ocupase la posición de Piqué para tapar el espacio dejado por el central y que pudiese ser aprovechado por un compañero llegando desde la segunda línea. La segunda opción sería que el centrocampista de ese lado -De Jong- presione la marca de Benzema. Para esta segunda opción se requiere compenetración y comunicación sobre el campo.

El uno contra uno de Vinicius

Está en su mejor momento desde que llegara al equipo. Al final de la pasada temporada ya dio muestras de su crecimiento, pero seguía con problemas en la finalización y con muchos errores en la toma de decisiones tácticas. En poco tiempo ha mejorado una barbaridad. Es temible con velocidad y cambio de ritmo en el uno contra uno y ha mejorado en la finalización. El lateral, Sergi Roberto o Mingueza, deberá tener ayudas constantes cuando Vinicius reciba el balón y tenga posibilidad de encarar.

Dos tipos de ayudas: cuando reciba y encare, el jugador más cercano, generalmente el central de ese lado, deberá estar pendiente para hacerle la ayuda y cobertura por si es desbordado. Y la otra opción es impedir que reciba con demasiada facilidad, y ahí puede ser importante el papel de Dest si juega avanzado como en los últimos partidos. Acercarse hacia la posición de Vinicius para cerrar las líneas de pase al brasileño y si recibe hacerle el 2 contra 1 ayudando a su compañero lateral.

Ancelotti prefiere el 4-3-3

Ha afirmado que es el sistema de juego que le aporta mayor equilibrio al equipo. Viniendo de una goleada con exhibición en Kiev, lo más lógico es que no cambie el dibujo. Pero hay un 4-3-3 con dos delanteros en bandas -Vinicius y Rodrigo- que es el que se vio en Kiev, y otro sistema idéntico, pero con un centrocampista -probablemente Valverde- como falso extremo derecho para potenciar más el centro del campo, que se presume será la zona dominante del juego y del partido. En los últimos clásicos en el Camp Nou, el Real Madrid le ha discutido el balón al Barça, hasta el punto de ganarle en posesión en alguno de ellos. Probablemente esa sea la zona clave para llevarse la victoria.