La gran diferencia entre Pedri y Pjanic

Miralem Pjanic volvió a decepcionar

Miralem Pjanic volvió a decepcionar / Valentí Enrich

Tomàs Andreu

Tomàs Andreu

Subirse al carro de Pedri ahora sale gratis. De hecho, nadie en su sano juicio se atreve a cuestionar hoy los 5 millones de euros fijos que el Barça pagó en su día por un menor de edad y las múltiples variables que contemplan su contrato. Hace solo unos días se admitía que el club canario ya había ingresado más de 10 millones de euros y su presidente advertía que la cifra se podría triplicar en caso de consolidarse la progresión del joven talento azulgrana. El impacto de Pedri ha sido de tal magnitud que incluso su ausencia en los próximos partidos -el sóleo le obligará a un descanso forzoso- puede llegar a condicionar el dibujo táctico de Koeman. Increíble. Y es que el Barça con Pedri ofrece unas garantías, sin el canario... el vértigo se apodera de uno. Sin duda, producto de las múltiples virtudes del chaval y de la escasa fiabilidad de según qué recambio. 

FACTOR PJANIC

El descaro, la aportación física y la implicación de Pedri -doy por descontado su enorme talento- contrastan con la actitud del centrocampista bosnio. Dejando a un lado los 60 millones más variables en los que se tasó la operación -toda una barbaridad-, el carácter de Pjanic se ha dejado sentir más en sus declaraciones que no sobre el terreno de juego. Mientras uno reclama minutos y asegura no entender el criterio de Koeman en sus alineaciones, otros callan, crecen y cada día suman adeptos a su causa. Mientras uno deambula por el campo y a duras penas asimila cuando debe mantener la posición o arriesgar en sus aproximaciones al área, otros optan por hacerlo más fácil: atacan y defienden casi por igual evidenciando una clase y un derroche físico que el bosnio parece haber olvidado en Turín. Comparación odiosa, pero cruda realidad.