Golpe de estado contra Ernesto Valverde

Iniesta y Valverde posan junto a la directiva azulgrana

Iniesta y Valverde posan junto a la directiva azulgrana / TWITTER: @fcbarcelona.

Ernest Folch

Ernest Folch

Se ve que para algunos Valverde se jugaba en el Wanda su continuidad, como si fuera un entrenador de medio pelo de cualquier equipo regional. Horas antes del partido, tuvo que salir el vicepresidente Jordi Cardoner a apagar el fuego de la supuesta insurrección para recordar que Valverde, como dicta el sentido común, efectivamente no se jugaba nada, independientemente del resultado. Aunque parezca increíble, se dio eco a extraños movimientos subterráneos para moverle la silla al entrenador horas antes del partido. Es sabido que en el Barça las confabulaciones conspiranoicas se aceleran con las derrotas, pero lo sucedido este pasado sábado, a minutos de certificar el doblete, va camino de pasar a los anales de los ridículos. Una cosa es que Valverde mereciera críticas muy duras por su temeroso planteamiento en el Olímpico, algo que es tan legítimo como necesario para poder mejorar, y otra muy diferente es iniciar una especie de golpe de estado con enmienda a la totalidad de un proyecto que solo tiene ocho meses y ya ha conseguido un doblete, un hito que en la historia solo han superado Guardiola y Luis Enrique con un triplete. Como cuenta hoy SPORT, la inestabilidad producida por estas informaciones que apuntaban a que el entrenador corría peligro incluso conquistando el doblete (?) fue un factor que sirvió para espolear a los jugadores y acabó de motivarles para salir al Wanda poseídos y a por la victoria desde el primer minuto. La cuestión es que, tras la exhibición histórica contra el Sevilla, Valverde no solo no corre ningún peligro, sino que sale muy reforzado y con todo el crédito para diseñar un segundo proyecto que le permita evitar otro cataclismo como el de Roma. Nadie sabe exactamente qué habría pasado si el equipo se llega a estrellar en el Wanda, pero lo cierto es que dio un recital y la Copa sirvió, como ya ha pasado varias veces en la historia moderna del Barça, para afianzar un proyecto y disipar todas las dudas. Los golpistas tendrán que esperar un poco más.